Columnas

El Juglar de la Red

Por Rafael Cano Franco

 

Votar o no votar en la consulta de revocación de mandato

Los dos principales grupos opositores al gobierno del presidente López Obrador están en pugna; por un lado el Frente Nacional Ciudadano (FRENA) que invita a participar y con ello echar al Presidente por la vía de la democracia y de las instituciones; por otro lado la organización “Sí por México” cuyo llamado es no participar en el proceso dado que no tendrá mayor impacto en el rumbo del país.

Ciertamente ir a votar no va a modificar absolutamente nada: el Presidente no se va a ir si pierde la revocación, no está obligado por la ley; la consulta de revocación de mandato es un ejercicio que impulsa la propia Presidencia de la República y lo utiliza como un instrumento para que avale sus decisiones, como si la revocación de mandato fuera un voto a favor de todo lo que promueve el presidente López Obrador.

Para que la consulta tenga validez es menester que participe el 40 por ciento del padrón electoral, es decir se requieren 37 millones 300 mil ciudadanos que acudan a votar. El INE va a instalar 57 mil 77 casillas, cada una dotada con dos mil boletas, además se instalara una casilla especial en cada uno de los 300 distritos electorales, cada una con mil 500 boletas; el total de boletas disponibles es de 94.5 millones de papeletas impresas en papel de no seguridad.

El nivel de participación de los ciudadanos en los procesos electorales constitucionales más recientes, están manchados por el abstencionismo; apenas vota el 40 por ciento del padrón electoral y a veces ni ese porcentaje se alcanza. Para que se logre alcanzar el porcentaje que haga válida la consulta, es menester que los ciudadanos se vuelquen a las urnas y que el sistema sea tan ágil que cada minuto vote un ciudadano, si eso llegara a suceder, se estima se podría alcanzar una votación de 34 millones 600 mil sufragios, insuficientes para alcanzar la meta.

Pero se deben aclarar algunos términos. En una elección constitucional, cuando los ciudadanos escogen a las personas que serán gobernantes, no es requisito un porcentaje de votos para determinar que la elección es vinculante y por tanto válida; cualesquiera sea el número de votos arroja un ganador y este se convierte en el gobernante.

La revocación de mandato –que no es ratificación como dolosamente expone Morena—es, según la Constitución, un acto vinculante y para que eso sea real requiere un porcentaje en específico de participación ciudadana –en este caso el 40 por ciento–, de lo anterior se establece que el voto de quien participa cuenta, pero también es importante aquel que no participa.

El Consejero del INE Ciro Murayama lo explica de la siguiente manera: “En la consulta de revocación de mandato, cuando la Constitución dice que para que sea vinculante se necesita que el 40% del padrón electoral participe; la ley está infiriendo que aquella parte de la población que decide no votar, también está influyendo en la decisión”.

En este caso, la Constitución le da el mismo peso a quien participe como a quien decide no hacerlo, esta es la principal diferencia con una elección.

De lo anterior se infiere: si un ciudadano determina no participar en un proceso electoral, lo que hace es ceder su derecho y obligación a los que sí van a votar, son ellos los que terminan decidiendo.

Pero en el caso de la consulta de revocación de mandato, el hecho de que sea vinculante y que para ello se establezca un porcentaje específico de participación, la misma ley está determinando que quienes decidan no votar, también están influyendo en la decisión. En este caso, la Constitución les da el mismo peso a los ciudadanos que van y votan en algún sentido de la Consulta de Revocación, como a aquellos que deciden no acudir a votar.

El no ir a votar en la Consulta, implica mandar el mensaje de que no se está de acuerdo con dicha consulta. Es lo que algunos llaman “abstención activa”.

Para el presidente López Obrador y su partido, Morena, ganar la consulta de revocación de mandato es un triunfo moral que le permitiría machacar con la idea de que su gobierno tiene la aprobación popular; es decir para él, la consulta es una herramienta de propaganda.

La realidad es que más allá de los círculos oficiales, donde están destinando recursos públicos para promocionar la participación de los ciudadanos en la consulta, no se aprecia socialmente un interés real por participar y eso establece que si acude el voto duro de Morena, apenas estarán logrando 15 millones de votos, muy lejos de la cifra necesaria para que la consulta pueda considerarse exitosa.

Ahora, sea cual sea el resultado, lo que debe quedar claro es que nada va a pasar. El presidente López Obrador seguirá al frente del gobierno dado que su periodo termina hasta el 2024 y al aprobarse la ley de revocación hace apenas dos años, eso establece que no es sujeto obligado a acatar el resultado.

Otro detalle, el domingo 10 de abril del 2022, fecha establecida para la Consulta, es el día que inician las vacaciones de semana santa, con ello la participación se espera sea muy magra.