Columnas

El Juglar de la Red

Por Rafael Cano Franco

Hágase la voluntad de Dios en los bueyes de mi compadre

Hay quienes dicen que la Cuarta Trasformación iniciará a partir de que Andrés Manuel López Obrador asuma la presidencia de la República, el próximo 1 de diciembre; eso es mentira; quienes promueven los cambios futuros ya están gobernando y son mayoría en ambas cámaras, la de diputados y la de senadores.

El problema es que con ellos ahí no se avecina ningún cambio efectivo.

Ya se sabe que la mayoría Legislativa de Morena no tiene la mínima intención de quitar los Impuestos Especiales a Productos y Servicios (IEPS), lo cual impacta directamente en el precio de la gasolina; lo anterior determina que el precio de los combustibles no solamente seguirán igual, lo peor es que no se descartan sigan presentándose los “gasolinazos”.

Esos mismos diputados, que van con tuperware a sus oficinas legislativas para no cargarle la mano al presupuesto con los gastos de restaurantes, no metieron la tijera a fondo cuando se trató de reducirse privilegios como los apoyos legislativos que siguen conservando.

La aplanadora de Morena en la Cámara de Diputados acaba de aprobar un pago de 209 mil pesos por cada legislador como “bono navideño”, una suma que llega a los 104 millones de pesos que serán pagados por apenas cuatro meses de trabajo.

Pareciera que llevar tuperware al trabajo es más un acto de cicatería personal, que una auténtica medida de austeridad.

El pueblo entregó a López Obrador no solamente la Presidencia de la República, también le dio un amplio margen en ambas cámaras, no solamente son mayoría simple, tienen el número de legisladores suficientes para iniciar una auténtica transformación en los aspectos que demanda el pueblo, no en el que ellos quieren.

Y ese es el problema: muchos legisladores de Morena están convencidos de que al ganar la elección, los ciudadanos votaron por las ideas personales con las que ellos comulgan, sin darse cuenta de que en realidad el voto fue para que hicieran los cambios que los ciudadanos quieren.

La Cuarta Transformación, por más que se esfuercen en tratar de convencer a los ciudadanos, no lleva implícitos ciertos temas que muchos quisieran ver convertidos en realidad.

Los ciudadanos no votaron a favor de una cultura de muerte que promueve el aborto; ellos pidieron más recursos para el tema de seguridad pública y poder vivir en sus comunidades en paz, sin temor de perder la vida en un fuego cruzado, sin que nadie los extorsione en sus lugares de trabajo; que nadie les quite los bienes que con tanto trabajo lograron comprar y que puedan transitar sin riesgo de un lugar a otro.

El voto de los ciudadanos no implicaba que personajes ignorantes se encumbraron en posiciones claves de la promoción cultural o que los nuevos gobernantes promovieran sandeces como la de dar seguridad social e Infonavit a los reclusos de los centros penitenciarios.

Lo que la sociedad les demanda es que los jóvenes puedan tener la oportunidad de estudiar carreras profesionales y que al terminar sus estudios puedan encontrar el trabajo donde desarrollar sus habilidades y así poder tener movilidad social.

Que no se malentienda, los temas como legalizar aborto, matrimonios entre personas del mismo sexo, la eutanasia, el perdón a los criminales, la construcción de un tren o la suspensión de la edificación de un aeropuerto son muy importantes, pero no pueden ser los temas prioritarios para cambiar la realidad de un pueblo.

La gente espera, y espera mucho, de su nuevo gobierno; por ello se ve con cierta desesperanza que en los temas sustantivos y prioritarios no hay avance, por el contrario se notan retrocesos.

Las personas mayores tendrán que esperar hasta los 68 años para recibir su apoyo mensual, actualmente cada dos meses recibían su ayuda económica y solo era necesario tener 65 años; igual los jóvenes, ya se les anunció que las ministraciones prometidas para que trabajen, estudien o hagan lo que quieran, ya no les llegaran directamente a ellos sino que se irán a aquellas empresas que  les ofrezcan programas de contratación, algo que bien puede fomentar corrupción.

No se puede pensar que López Obrador será el único artífice de una transformación, se necesita la convergencia de todos; los ciudadanos ya hicieron su parte dándole los votos suficientes para que sea gobierno y lo acompañe el legislativo.

Pero resulta que la Cámara de Diputados está inmersa en cambios superfluos, pero en lo trascendente ni siquiera ha empezado; pareciera que tres años son muchos, pero resultan insuficientes cuando se pierde el tiempo en trivialidades y en atender asuntos que no son prioritarios para el pueblo.

Y para colmo les da por cometer los mismos excesos de la clase gobernante que el pueblo ya rechazó. Eso solamente habla de que dimos un cambio de 360 grados y quedamos donde mismo.

Rafael Cano Franco es reportero y conductor de Noticias, también preside el Foro Nacional de Periodistas A.C.

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