Con una sonrisa de oreja a oreja, la gobernadora electa de Chihuahua, Maru Campos, salió de su encuentro con el presidente Andrés Manuel en el Palacio Nacional.
Dice que hablaron de temas, obviamente de la seguridad, de la problemática de la frontera y de la pobreza, pero también de la confianza.
En esta última palabra estaría el fondo del encuentro, porque los otros son temas necesarios en el federalismo y la relación entre estados y el Gobierno de México, lo otro es lo político.
No dijo si confianza a ciegas, como la que exige AMLO a sus lacayos o relación institucional basada en la confianza.
Pero algo es claro: no se puso en la mesa el tema de la impugnación de la elección ni el asunto jurídico de Maru y puede ser la razón de la sonrisota.
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Este Fisgón hace un llamado, muy humilde, pero enérgico, a las autoridades de todos los niveles a tomar cartas y emprender medidas inmediatas para evitar una muerte más de un chofer de DiDi, Huber o de cualquier servicio de alquiler.
Los casos se suceden uno tras otro y ninguno es esclarecido.
Es cierto que los choferes trabajan prácticamente al margen de la Ley de Transporte, pero también es cierto que están plenamente vulnerables, no cuentan con dispositivos de seguridad, botones de alerta ni nada, como otros servicios de transporte de la entidad.
Se trata de jóvenes en la plenitud que buscan el sustento para sus familias o para completar para sus estudios.
Primero Diego Otamendi, ahora José Ángel y para atrás la lista es larga.
Sin duda, ya es hora de verlos como ciudadanos con derechos.
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De la guerra de declaraciones entre los equipos de la transición de Gobierno, pasaron a los audios y en ellos se denota la rispidez de los encuentros.
Ya decía este Fisgón que estaba muy ojona la paloma y con los audios que ambos equipos revelaron ayer, se hace notar que para nada ha sido tersa.
Si hay apertura y se entregan datos, pero sin duda los saludos son a puño cerrado y no porque lo demande el Covid, sino porque arrastran muchos odios.
Ciertamente el equipo de Maru se adelantó en los tiempos y el Gobierno estatal cedió, pero como que llegaron con ansias de llenarse con ambas manos de documentos y datos que por lo que se ve, no están listos.
Tampoco era dado que los unos se humillaran para llevar las cajas de archivos hasta las oficinas de la gobernadora electa.
Lo dable es que se sienten en paz, hagan agenda y con el transcurso del tiempo, transcurra también la información.
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En la pasada entrega dábamos cuenta de la denuncia y pruebas que aportó el gobernador de Michoacán, Silvano Auroles ante la Fiscalía General de la República sobre la intromisión del crimen organizado en las elecciones de ese estado.
Pues los integrantes de la coalición “Va por México”, esto es, el PAN, el PRI y el PRD, le tomaron la palabra y exigieron que se anulen las elecciones para gobernador en Michoacán, Guerrero y Campeche.
El asunto es el mismo: el narco mandó en las elecciones, afirman.
Los dirigentes Marko Cortés, Alejandro Moreno y Jesús Zambrano, coinciden en que los actos irregulares ocurridos durante el proceso electoral del 6 de junio, fueron provocados por la incursión de bandas criminales.
Lo dicho, el tema no es menor y cobra cada día mayor importancia.
En Sonora los perdedores han optado por callar, por temor.
