Lo que le faltaba al Gobierno del Estado en Juárez no era que lloviera, sino que cayera una tormenta.
Obviamente, las obras del drenaje pluvial fueron superadas al caer hasta 35 litros por metro cuadrado y no es que no tuvieran proyección, pero ninguna ciudad resiste tal cantidad de agua en unas cuantas horas.
Por la mañana el ambiente en la frontera se tornó en un toma y daca; los unos defendiendo las obras y la inversión y los otros fustigando con todo.
‘Calma y nos amanecemos’, reclamaron las autoridades, eso sí, dando la cara y defendiendo la gran obra. En Juárez era cosa normal los encharcamientos e inundaciones apenas llovía, al menos eso parece estar corregido.
Pero la prensa hizo su propio recorrido y encontró fallas, al final del día comenzaron a aparecer los también tradicionales socavones.
Alguna vez el gobernador señaló que cargaba una maldición al recibir un estado en quiebra y cuando parecía que se componía el barco, llegó la pandemia y cobró cara factura.
Ahora esa maldición lo persiguió hasta Juárez, su ciudad natal, donde ni l gran inversión de 6 mil millones de pesos le reditúa éxito político.
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Con la promesa de una visita a Chihuahua, concretamente a Juárez y l capital, aparente apoyo financiero para ayudarle a salir la administración, algo bueno en la extradición del ex César Duarte y una sonrisa de oreja a oreja, salió el gobernador Javier Corral de su encuentro con el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Al salir se topó a una prensa ansiosa por saber cómo le había ido en su encuentro con el mandatario y ni tardo, compartió su contento por lo que catalogó como reunión ‘muy franca, muy respetuosa y afectuosa’.
Al parecer lo mejor que consiguió fue el apoyo económico para ayudarle a salir de los apuros económicos antes de entregar el Gobierno y ‘avances’ en el tema del exgobernador.
Corral aseguró que limó asperezas con el mandatario federal y que en las diferencias encontraron convergencias.
Pero si el gober de Chihuahua considera que ya son ‘amiguis otra vez’, que se cuide la espalda, porque El Peje no es los que olvida y menos a los que le critican aunque haya sido una vez, bajito y de rebote.
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Ahora sí, el alcalde de Parral, Alfredo Lozoya, el mismo que dijo que no volvería a la Alcaldía después de la campaña para gobernador, con qué cara verá a Maru Campos cuando la llamó corrupta cuantas veces pudo.
A eso se le llama no tener vergüenza, pero como decidió regresar de alcalde tras su gran fracaso electoral, ahora busca tener un encuentro con la gobernadora electa.
El todavía alcalde de Parral espera que para los primeros de julio, o séase ya casi, poder verse con la próxima gobernadora de Chihuahua.
Será por demás interesante qué cara le pone o qué excusa le da, porque otro con poquita vergüenza apechugaba y se quedaba tranquilito los tres meses que le restan para entregar el puesto.
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Hablando de tales, el presidente Andrés Manuel López Obrador volverá a festejar su triunfo electoral de ¡hace 3 años!
Es decir, El Peje sigue de celebración, lo que confirma que no ha dejado de hacer campaña y la acción de gobierno sigue sin ser un tema prioritario en su administración.
Tal como lo hizo el año pasado, en plena pandemia, hará el evento denominado “Tercer Año del Triunfo Histórico y Democrático del Pueblo de México”.
La Sala Especializada del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) le ordenó hace cosa de un mes, esto es, en plena campaña, retirar de las redes sociales el mensaje de ‘los 100 días de gobierno’ porque violentaba periodo electoral.
Así que nada nuevo bajo el sol, si en los dos primeros años hizo tres ‘informes de gobierno´, este no podría ser la excepción.