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Estudio contradice el mito sobre la excepcional inteligencia de los perros

Una investigación realizada por un equipo de neurocientíficos británicos no ha encontrado diferencias especiales en el nivel de inteligencia de los perros y sus parientes más cercanos, lo que refuta la idea generalmente aceptada de que los mejores amigos del hombre son más inteligentes que otros animales.

Recientemente, los científicos han descubierto que los perros pueden entender la entonación y el significado de las palabras de sus dueños, que se comunican con las personas no por comida, sino por atención y emociones positivas, y que pueden reconocer las emociones en el rostro de personas familiares y desconocidas. Además, los perros pudieron memorizar información “innecesaria” y utilizarla más tarde cuando se comunican con el propietario.

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Superior a otros

Tales descubrimientos llevan a muchos neurocientíficos y psicólogos animales a creer que el nivel de inteligencia los perros es notablemente superior al de los lobos, otros depredadores y, a veces, los grandes simios.

A fin de comprobar la veracidad de este planteamiento, investigadores la Universidad de Exeter y la Universidad Christ Church de Canterbury analizaron los hallazgos de más de trescientos estudios sobre la inteligencia de los animales y trataron de entender exactamente en qué se diferencian los perros de otros animales.

En su revisión, los investigadores prestaron atención a las habilidades colectivamente llamadas cognitivas, como la autoconciencia, el reconocimiento espacial, las habilidades de interacción social, las percepciones físicas y sensoriales.

Los investigadores encontraron que las habilidades intelectuales de los perros eran con frecuencia exageradas por los experimentadores. Por ejemplo, muchos científicos notaron que los perros eran excepcionalmente buenos para resolver rompecabezas físicos simples, a veces superando a algunos primates. Sin embargo, no prestaron atención al hecho de que los mapaches, las hienas y algunos otros parientes de perros mostraron ser tan buenos, o mejores, que los canes.

De manera similar, los lobos, especialmente los individuos jóvenes, cuando se les evaluó en torno a la respuesta de instrucciones humanas, demostraron no ser peores que los perros, y los delfines, los chimpancés y algunos otros animales los superaron en este sentido.

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