El Parque Nacional Galápagos anunció esta semana que terminará con éxito el programa de reproducción en cautiverio de la especie Chelonoidis hoodensis, un tipo de tortuga endémica de las islas Galápagos.
Cuando comenzó el programa, a mediados de la década de 1960, sólo quedaban 15 representantes de la especie en el mundo: doce mujeres y tres hombres, por lo que su extinción parecía inminente. Sin embargo, la situación cambió drásticamente cuando Diego, una tortuga centenaria que muchos califican como una máquina de sexo, ingresó al programa.
El macho llegó a vivir a la isla Santa Cruz en 1976,y rápidamente se mostró como el “dominante” entre los tres seleccionados para recuperar a las hoodensis. Según reportes del parque, el grupo produjo 2.000 tortugas en ocho décadas, de las cuales el 40 por ciento fueron concebidas por Diego.
El crítico estado de la especie más bella del mundo
Los científicos no sabían cuánto había contribuido cada tortuga con la repoblación hasta que hace seis años un análisis genético mostró que Diego era el padre de al menos 800 crías. Esta tortuga pesa 80 kilos, mide 90 centímetros de longitud y 1,5 metros de altura (si estira las piernas y el cuello), y durante las ocho décadas vivió con seis hembras, que han sido sus socias en la misión.