Por: Mario Valdez
En días pasados, en la sede del senado de Argentina, se debatió por horas el tema que ha enfrentado a más de un país y que una vez más trató de valerse de los peligros de la democracia, tal como lo manifestó Platón en su obra “La República” al permitir que un conjunto de ignorantes e inmorales decidieran sobre el futuro de otros.
Ha quedado claro, una vez más, que el objetivo es permitir que el fratricidio sea considerado un derecho para la mujer, envuelto en la falacia de la libertad de decidir sobre su cuerpo.
Varios senadores, entre ellos la ex presidente de Argentina Cristina Fernández, señalaron con una seguridad envidiable que independientemente de cual fuese el resultado de aquel 8 de agosto, se continuaría proponiendo la despenalización del aborto.
Ciudadanos a favor y en contra se concentraron en las principales avenidas de Buenos Aires para dejar en claro que las decisiones que toman los senadores son de importancia para un pueblo que ha dado una sorpresa y ha frenado –al menos momentáneamente- el genocidio más grande de todos los tiempos.
Como lo menciona una ley de la física en la que puntualiza que para cada acción hay una reacción, y cumpliendo con la narrativa histórica que a cada villano le merece una contraparte, en esta ocasión fueron 38 héroes sin capa quienes desafiaron la marea de muerte y han logrado sostener que siga siendo condenando como algo erróneo, malo, despreciable y aberrante una práctica que se pretende ver como algo normal.
Es menester hacer mención la valiente y arrojada intervención de la Senadora Cristina Fiore quien de forma magistral mostró y detalló los múltiples errores de la propuesta en disputa, exhibió la clara intención de querer aprobar un proyecto sin pies ni cabeza y la irresponsabilidad de los senadores que proponían decretar la ley.
Un señalamiento claro fue el mostrar que la propuesta considera que hasta las 14 semanas el aborto es un derecho, y el médico esta obligado a hacer realizarlo bajo pena de prisión; después de las 14 semanas es delito y el médico va a tener prisión si hace lo que antes estaba obligado a hacer bajo pena de prisión, es decir, una locura.
Una más fue dejar en claro que el proyecto de ley no establece que el aborto que se realice con el permiso de la mujer y tenga como consecuencia la muerte de la madre, no tiene agravante… pequeño detalle.
Y me permito estimado lector citar nuevamente a dicha senadora por lo valioso de su aportación al mencionar la importancia de construir la sociedad que queremos:
“Yo no quiero una sociedad del descarte, me parece peligrosísimo que relativicemos el valor más importante que puede tener una persona, el valor de la vida, porque si empezamos a distinguir quién es más o quién es menos humano, quién tiene más o menos derecho de la vida, esa acusación puede caer en cualquiera de nosotros. Cuando se relativiza el derecho a la vida, se relativizan todos los demás derechos.”
Orgullo y envidia es lo que siento como mexicano con esta dama de hierro, orgullo porque es alentador saber que existen verdaderos políticos comprometidos con la verdad y en favor de los verdaderamente más desprotegidos, y envidia, porque Cristina Fiore no es Senadora mexicana.
Felicidades Argentina y a redoblar esfuerzos porque no quitarán, ni buenos ni malos, el dedo del renglón en el tema del aborto.
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