Encapuchados, es decir, en el anonimato, un contingente de anarquistas agredió a la policía, a los reporteros, a una persona le prendieron fuego en el cabello. Opacaron la marcha del Comité del 68, pintaron cuanto pudieron y causaron todos los destrozos posibles. Todo ello, ante la complacencia de las autoridades de la Ciudad de México.
Las agresiones iniciaron en la calle 5 de Mayo, desde donde se mezclaron entre los participantes de la marcha conmemorativa del 2 de octubre. El primer objetivo fue vandalizar con pintas el edificio del Banco de México, donde también quebraron los cristales de algunos puestos de periódico.
Más adelante agredieron a los fotógrafos y a los reporteros que cubrían el acontecimiento. Fueron pintadas sus humanidades.
Los medios de comunicación que reseñaron los acontecimientos, destacaron que agredieron a una persona que se encontraba en el contingente, provocando que ardiera su cabello.
La payasada de la Jefa de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, de crear un “Cinturón de Paz” con funcionarios para “llamar a una manifestación pacífica” fue fácilmente rebasado por los anarquistas; los funcionarios corrieron a resguardarse de las agresiones. Incluso –dicen los medios– fue tanto el terror que les provocaron, que se despojaron de las playeras que los identificaban como integrantes de este “cerco de seguridad”.
Los integrantes del Comité 68 gritaban que la marcha era pacífica, para recordar el 51 aniversario de la matanza de Tlatelolco; pedían a los encapuchados descubrirse el rostro. Solo provocaron más agresiones.
Más de 8 mil personas participaron en la marcha, muchos fueron auténticos, el resto, provocadores.
Uno de los líderes estudiantiles del movimiento histórico, Gabriel Sánchez, lamentó lo sucedido: “no es este un lugar para agredir a ciudadanos. No venimos a agredir a nadie, este es un ejercicio pacifico de distintas organizaciones sociales”, pero el daño ya estaba hecho.
Las autoridades no reportaron a ninguna persona detenida.
