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Los secretos que esconde el mayor lagarto del planeta

Los dragones de Komodo (Varanus komodoensis) son los lagartos más grandes del mundo. Estos depredadores pueden rozar los 100 kilos de peso y son capaces de detectar a sus presas a más de 10 km de distancia. Y, aunque son de sangre fría, pueden aumentar su metabolismo a niveles cercanos al de los mamíferos, lo que les da una gran velocidad (hasta 20 km/h) y resistencia.

Pero hasta ahora se sabía muy poco sobre la genética de estos reptiles y cómo su ADN era capaz de actuar para que obtuviera estas características. Un nuevo estudio, publicado en Nature Ecology & Evolution, proporciona la primera secuencia de alta resolución del dragón de Komodo, así como una idea de cómo evolucionó.

“Comenzamos el proyecto hace 9 años – explica Benoit Bruneau, líder del estudio – para ver cómo evolucionan los genomas, pero para hacerlo, primero necesitamos las secuencias del mismo. Por entonces, otros grupos habían secuenciado el genoma de la tortuga, el de la serpiente y el del cocodrilo estaba en proceso, pero la rama que faltaba era la de los varánidos, la familia a la que pertenecen los dragones de Komodo”.

Una vez que los científicos tuvieron la secuencia, usaron herramientas de simulación informática para compararla con la de otros reptiles y ver qué hace que el genoma del dragón de Komodo sea único, ya que los lagartos generalmente no son conocidos por su alta capacidad aeróbica: se cansan rápidamente después de los esfuerzos físicos.

“Nuestro análisis – concluye Joseph R. Mendelson III, coautor del estudio – demuestran que en los dragones de Komodo, muchos de los genes involucrados en la forma en que las células producen y usan la energía han cambiado rápidamente de manera que aumenta la capacidad aeróbica del animal. “Estos cambios probablemente sean clave para la capacidad de Komodo para lograr un metabolismo cercano a los mamíferos. Los dragones de Komodo que son capaces de mantener una actividad aeróbica, nadar, correr o caminar distancias extremadamente largas y el secreto se encuentra en estas adaptaciones mitocondriales que le permiten aumentar su gasto cardíaco. La importancia de este estudio no solo involucra a los dragones de Komodo. Nos brinda un marco para comparar otros animales secuenciados y comprender las bases genéticas de cómo han evolucionado todas sus características. Este proyecto también pone de relieve la importancia de preservar la biodiversidad y el importante papel que pueden desempeñar los zoológicos en la investigación a gran escala sin ser perjudicial para los animales a nuestro cuidado”.

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