La presidenta nacional del PRI, Claudia Ruiz Massieu, aseguró que hay entre la militancia priista y en la sociedad “una percepción errónea; no hay ningún pacto de impunidad” del partido con el Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.
“El PRI es el más interesado en que haya un combate real a la corrupción y una efectiva rendición de cuentas, porque en esa medida va a quedar claro que las fallas o las insuficiencias son de personas, en lo individual, y no del instituto político ni de todos los militantes”, subrayó.
En entrevista con El Financiero, Ruiz Massieu insistió en que “sería un error plegarnos al Gobierno con una nueva dirigencia del partido. Las decisiones las deben tomar los priistas en su proceso interno del 11 de agosto, porque el PRI, su vigencia, su trascendencia, su lugar, es ser una oposición real al Gobierno. No debemos ser el partido del no a todo, ni los que sí a todo”.
Sobre las actuaciones judiciales e investigaciones en contra del exdirector de Pemex, Emilio Lozoya; del líder sindical Carlos Romero Deschamps; del abogado Juan Collado, entre otros, la líder nacional del tricolor planteó que “si se va a castigar la corrupción, que se castigue parejo y en el marco de la ley, con objetividad e imparcialidad, sin tintes políticos ni cálculos electorales”.
Por eso “debemos vigilar a las instituciones y que las investigaciones y el fincamiento de las responsabilidades se hagan conforme a la ley; que no se decida desde el poder a quién sí y a quién no, o que no se busque construir responsabilidades a partir de cálculos políticos”.
Criticó que “el Gobierno que inicia se enfrenta rápido a la realidad de que una cosa es la campaña y otra gobernar. Ante las expectativas creadas y los resultados que ha tenido, lo que hemos visto son sólo decisiones precipitadas, erráticas, no tomadas con calma y conocimiento, cuya instrumentación ha dejado mucho que desear. El equipo del Gobierno no ayuda al presidente a lograr concretar los resultados que él quisiera”.
Sin embargo, reconoció también que el PRI aún no está preparado como partido de oposición. “El PRI debe acabarse de construir como oposición; estamos en un proceso de aprendizaje de la oposición que debemos ser, todavía no acaba de cincelarse”, en medio de una “crisis de identidad” que dejó la derrota electoral de julio del año pasado.
Admitió igualmente que “el PRI no supo cambiar a tiempo y desperdició la oportunidad de transformarse, en el año 2000, cuando perdimos la Presidencia por primera vez, y en 2012, cuando ganamos la Presidencia; desaprovechamos la oportunidad de reformarnos desde el poder”.