Columnas

Foro de Sao Paulo

Por: Antonio Mirón

Fue en el año de 1990, auspiciado por el Partido de los Trabajadores de Brasil, que acudieron a Sao Pablo representantes de 48 partidos políticos y organizaciones de izquierda de 14 países de la región que fundaron el Foro de Sao Pablo, con el único objetivo de revivir el comunismo en América Latina y con el propósito de proyectarlo tras el fin de la Guerra Fría.

Parece el adiós por parte de la izquierda a los movimientos armados y las estrategias de uso de la guerrilla para derrocar gobiernos y ahora dicen las memorias del constituyente de FSP: “Hemos constatado que todas las organizaciones de la izquierda concebimos que la sociedad justa, libre y soberana y el socialismo solo pueden surgir y sustentarse en la voluntad de los pueblos, entroncados con sus raíces históricas. Manifestamos, por ello, nuestra voluntad común de renovar el pensamiento de izquierda y el socialismo, de reafirmar su carácter emancipador, concebir concepciones erróneas, superar toda expresión de burocratismo y toda ausencia de una verdadera democracia social y de masas”.

Arropados por la teoría de Antonio Gramsci, presidente y fundador del Partido Comunista italiano y basados en su idea de “hegemonía cultural”, la ola que invadió América Latina se sustenta en “que la mejor forma de construir un orden socialista no es por la vía revolucionaria violenta que promovían los marxistas leninistas, sino mediante una gradual y persistente transformación de las diversas instituciones, ideas y valores que predominan en una sociedad”.

Según Gramsci, “lo seres humanos somos sobre todo espíritu y nuestra conciencia evoluciona gradualmente hasta que las categorías de representación de la realidad han cambiado lo suficiente como para transformar el orden institucional y social, bajo el que vivimos”.

Por otra parte, el pensador inglés, George Orwell, en su famoso ensayo sobre el idioma inglés y la política, Politics and the English Language, explica que el leguaje político, es la herramienta más efectiva para manipular las mentes de las masas. Los peores crímenes –afirma Orwell- pueden ser defendidos simplemente cambiando las palabras con las cuales se les describe para hacerlos digeribles e incluso atractivos.

Pero parece que los pueblos latinoamericanos, hartos de la mediocre clase política, la corrupción, la ineficiencia, la impunidad y la inseguridad, han optado por el espejismo del populismo, que finalmente son lobos con piel de oveja, con actitudes mesiánicas y ofertas políticas y económicas imposibles de cumplir, pero que una vez ganando el voto el popular, reforman constituciones, acaban con el orden establecido y se perpetúan en el poder.

Por cierto, hoy, hace 30 años nació en Nicaragua el Movimiento Sandinista, para derrocar al gobierno capitalista corrupto; y ahora la paradoja, es que millones de nicaragüenses están repudiando al dictador Daniel Ortega, exigiendo sus libertades, justicia y calidad de vida.

Ortega, al igual que Castro, Chávez, Kirchner, Lula, Correa, Iglesias, Morales, Maduro, Bachelet y Rousseff, engañaron a sus pueblos.

Hoy en Nicaragua entera, sumida en la violencia, se acusa a Daniel Ortega de amañar elecciones, controlar los medios de comunicación, manipular la justicia y querer instaurar una “dictadura familiar” junto con su esposa, la vicepresidenta, Rosario Murillo.

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