Nadie sabe cuál será el límite y cuáles serían los resultados negativos de quienes participan en la delincuencia organizada; nadie sabe quién ganará estabatalla entre la legalidad y la ilegitimidad; entre la unión o desintegración familiar; entre la aplicación a la justicia y la violación a la ley; entre la tolerancia y la iniquidad. Nadie sabe…
El estado de Chihuahua y el país entero, padecen una de sus mayores crisis de seguridad frente a un cuerpo gubernamental que no encuentra la estrategia para hacerle frente y pueda desarticular a quienes lideran las células del mal, pero no sólo eso, sino que no se percibe una estrategia de formación civil; de integración social y de prevención del delito.
Desde el extranjero han surgido señalamientos contra nuestro país. Ya son varias las veces que nos señalan con el dedo índice y nos prenden los focos rojos. Nuestro potencial turístico, comercial e industrial casi pasan a segundo término superados por los hechos violentos; hechos que han trascendido fronteras debido al asesinato de líderes sociales, de periodistas, mandos y agentes policiacos; por la pérdida de seres inocentes…
Recientemente el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, sostuvo que México enfrenta una situación delictiva peor al terror que se vive en Afganistán. Sin titubeos ni miramientos, el mandatario estadounidense expuso que en el año 2018 aumentaron en un 33% los crímenes comparados con los sucedidos en el 2017.
Según la cifra que tiene en su escritorio el mandatario norteamericano, son 33 mil 341 víctimas durante el año 2018 en todo el territorio mexicano, aspecto que le justifica para emprender su cometido de construir el muro fronterizo entre ambas naciones. Y es que, asegura, este crecimiento violento se debe en gran parte a la lucha entre narcotraficantes por el control de territorios.
Sin embargo llama la atención el sentido que le da Trumpa esta batalla por la ilegalidad y la corrupción de personas, que creó una “crisis humanitaria”. El término no es nuevo, sin embargo es real. La crisis de valores y sentido por la vida, ha ido perdiendo terreno ante esta maligna ola que ha terminado con miles de familias.
La construcción del muro fronterizo entre México y Estados Unidos no es la solución, sin embargo el problema no se termina con ello, por el contrario, los grupos delictivos al ver imposibilitado el traslado de drogas o reducida su comercialización en el vecino país del norte, abrirán mercado en el propio territorio mexicano.
De acuerdo a información que sustenta el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, durante los meses de enero y febrero del presente año aumentaron los homicidios dolosos a comparación con este mismo periodo pero del año 2018.
El estado de Chihuahua sigue punteando en las estadísticas como una de las entidades más peligrosas y violentas del país. De acuerdo a fuentes oficiales, en dos años fueron asesinados 8 políticos y 74 policías de las diversas corporaciones.
La capital, la ciudad de Chihuahua, es considerada para los grupos delictivos como el punto medular para cometer estos delitos. Se recuerdan los casos cometidos contra mandos de seguridad pública municipales, alcaldes y funcionarios de primer nivel. Basta con revisar la información: Cuauhtémoc, Gran Morelos, Ignacio Zaragoza, Batopilas…