Columnas

El Juglar de la Red

Por Rafael Cano Franco

 

El gran peso de tomar decisiones

Quien gobierna está obligado a tomar decisiones, es una acción implícita en cualquier cargo gubernamental e incluso en la vida; aunque no es lo mismo decidir el destino personal de uno que el de toda una nación.

A un gobierno o gobernante se le juzga por los resultados de sus decisiones, sin embargo no siempre esos resultados se perciben a simple vista o en un plazo inmediato; por lo general hay un largo proceso que implica años para que sean notorios los efectos de aquello que se decidió.

Por ejemplo, echar abajo la reforma educativa que apenas tiene cuatro años tendrá efecto hasta dentro de quince años, cuando los niños que ahora reciben su formación primaria y secundaria lleguen a la universidad; ahí se verán los efectos y con base a esos resultados podremos determinar si la decisión fue buena o mala.

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador se caracteriza por tomar decisiones: suspendió la construcción del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México; decidió construir el Tren Maya; canceló la reforma educativa; suspendió las licitaciones de energía y modificó el esquema de distribución de combustibles; también quitó recursos a las estancias infantiles y a los refugios para mujeres víctimas de violencia; también se dio un giro en la política agraria nacional; en contraste entrega becas a estudiantes y duplicó los recursos para los adultos mayores de 68 años, además se anunció una inversión gubernamental para apoyar la práctica del béisbol con 500 millones de pesos del erario público.

En la mayoría de los casos, la justificación es combatir la corrupción, cuando se trató de eliminar los programas o es apoyar al pueblo sabio, cuando se trata de repartir dinero entre ciertos sectores de la sociedad.

Quienes son defensores de la 4T dicen, al igual como decían los apologistas de los gobiernos anteriores, que es muy pronto para juzgar y  se debe ser paciente y esperar los resultados de esas decisiones para poder juzgarlas.

Esa es una falsedad.

No hay nada más perjudicial que actuar en base a “corazonadas”, creencias personales, desconsiderar las opiniones técnicas, de los expertos y peritos; lo peor es cuando el gobernante está convencido de que solamente él tiene la razón y el resto de las voces son ignorantes y por tanto se desechan o se desoyen.

Cuando un gobernante decide debe seguir un método.

El método es fácil, solamente consiste en tres pasos muy sencillos y está probado en cuanto que ayuda a que la mayoría de las decisiones garanticen buenos resultados.

Lo primero a considerar es “El Horizonte” de la decisión, es decir si la acción a realizar es de largo plazo o de corto plazo, cuánto se prolonga en el tiempo y qué tan lejos va a llegar el impacto, es decir, cuál será la permanencia de los resultados; se debe considerar que ninguna decisión es eterna y llegará el momento en que se realicen ajustes o se modifique totalmente.

El siguiente aspecto a considerar son “Los Criterios”, eso implica el cómo se decide, que opiniones se consultaron, las expresiones a favor y en contra, los argumentos de los bandos, si se tomaron en consideración a personajes conocedores de la materia o si todo se hizo a capricho personal.

Un tercer paso es considerar “Los Elementos”, eso implica consultar datos, estadísticas, realizar proyecciones y prospectivas, considerar los aspectos financieros, respetar las leyes y normas establecidas sean nacionales o internacionales.

Seguir esos pasos sencillos es garantía de que la decisión será buena y por tanto dará resultados positivos; es una regla probada que siguen las grandes corporaciones, los gobiernos democráticos y que generan certidumbre no solamente a los gobiernos, también a los inversionistas internacionales, a las empresas calificadoras y tiene efectos en la confianza hacia ese gobierno y nación.

Sin embargo, cuando en México se decide reducir el salario de los técnicos y expertos que se tienen en distintas áreas (Coprefis, CEA, Pemex, CFE,CRE, Amex) se achican los criterios; hoy, nuestro poder legislativo es el menos preparado en la historia reciente del México moderno, en la legislatura pasada el 5.6 por ciento (28 legisladores) de los diputados no tenían cuando menos un título profesional, actualmente el 44.8 por ciento (224 diputados) carecen de estudios de licenciatura.

En la 4T se está armando toda una estructura para tomar malas decisiones; no debe extrañar que al paso del tiempo de este sexenio estemos viendo que la toma de esas malas decisiones va a superar en costos a lo que se perdía por corrupción.

 

Rafael Cano Franco es reportero y conductor de noticias, además preside el Foro Nacional de Periodistas y Comunicadores A.C.

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