En las redes sociales circula un corto e interesante video donde un comentarista televisivo (no precisa quién es, ni el nombre del Programa, ni el lugar dónde se impartió esa charla) platica a su auditorio a cerca de los valores humanos y los sanos comportamientos de las personas que hoy tienen 50 años de edad y más.
Sin embargo, antes de hacer referencia al perceptivo comentario de este conductor, me dí a la búsqueda para identificar a los grupos de personas que ahora viven una época moderna y, encontré que los nacidos de 1981 hasta 1994, son señalados como Millennials, debido que crecieron en la etapa cuando surgen las computadoras personales, el Internet, los celulares y aquellos aparatos que “atrapan” a las personas y las hacen “dependientes de la tecnología”. Posteriormente surgieron los Centennials o postmillennials.
Este boom de la tecnología, robots y sistemas 3D y 4D, ocasionó que los nacidos entre 1995 al 2010, sean definidos como Generación Z debido a que el modo de relacionarse entre sí, es a través de las redes sociales.
De 2010 a la fecha nace la Generación T, definida como táctil o la generación de la tecnología. Se prevé que este grupo de personas vivan en esta etapa generacional hasta el año 2025.
El tema en esta ocasión no es el de las nuevas generaciones, sino destacar y dar a conocer los comentarios del citado conductor de un programa de televisión extranjera. Los cambios conductuales que se dan entre un adulto y un menor de edad o adolescentes, son para llamar la atención y saber cómo hoy en día nuestros jóvenes han perdido la capacidad de asombro. Vencen con una frialdad los obstáculos para adquirir el conocimiento, para vivir en la buena armonía, para valorar la educación en familia y para resaltar los principios fundamentales de los seres humanos.
Debido a toda esta tecnología, resulta inaceptable cómo es que existen jóvenes y niños con mentalidad “criminal”, donde el valor por la vida no les representa nada. Tan sólo basta buscar en el internet recientes asesinatos cometidos por ellos. Planean cómo matar a sus padres, a sus vecinos; a niños. El caso reciente de dos jovencitos que en Cuauhtémoc se organizaron para asesinar a una adolescente de 17 años de edad, tan sólo por darle “like” a la fotografía de otro joven.
Los programas televisivos, sumado a todo lo inimaginable que se pueda hacer, visto en el sistema ciberespacial del internet, está al alcance de este grupo etario. Es un “manual” a la perdición y al retroceso.
Cita el conductor televisivo, y en este espacio lo hago público con la finalidad de jalar a la reflexión y a su vez, pueda ser compartido entre nuestros jóvenes y adolescentes:
“Los que tenemos 50 años o más, nos estamos yendo. Y me pregunto ¿quiénes nos van a sustituir?, Somos una generación única que escuchaba a los padres, a los tíos, a los abuelos; respetábamos a los padres, a los profesores, a los adultos mayores; somos la generación elegante, que sabe honrar. Nosotros de niños jugábamos sin ningún problema en la calle, tomábamos agua de la llave en los parques, no había agua embotellada y no nos enfermábamos”.
“Somos los últimos elegantes. Les digo esto: aprovéchenos para aprender con nosotros; muchos no tenemos más que sólo la Primaria y Secundaria, pero somos gente educada, honrada, trabajadora, con buenos principios; no éramos mantenidos ni hijos de “papis”; nos enseñaron que lo importante no era ser lindos, sino tener principios y respeto. Pasaremos a la historia por ser una generación con principios y valores y quizás como jamás nunca se vuelva a ver”.
Muy cruda pero cierta meditación.
Lo mismo va para muchos, quizás millones de padres de familia, que “abandonan” a sus hijos a la suerte de la calle. Y es ahí donde se forman, donde crecen y donde la hacen “escuela”. Por ello a veces no toda la culpa es del niño y del joven, sino de los padres, que han caído en la comodidad de “desatenderse” de sus hijos. Muy válida esta reflexión y, preguntarnos ¿qué hijos estamos formando? ¿qué hijos estamos dejando a las siguientes generaciones?