La Tierra está despertando y lo está haciendo a lo grande. Una serie de erupciones en el volcán Anak Krakatoa de Indonesia provocó la pasada noche del sábado un tsunami que golpeó las costas al noroeste de la capital del país (Yakarta), en el Estrecho de la Sonda. Hasta el momento, 429 personas han fallecido, aunque la cifra será más alta con el paso de los días, ya que hay decenas de desaparecidos y unos 1.400 heridos de diversa consideración. Según la agencia de gestión de desastres de Indonesia, existe temor a nuevos tsunamis en la zona debido a que el volcán mantiene la actividad. De hecho, la zona de peligro se habría extendido de 2 a 5 km y los turistas no pueden hacer actividades dentro de ese radio.
Los expertos temen que se vuelva a repetir una misma situación que en 1883 cuando el volcán sufrió una erupción enorme equivalente a 7.000 bombas atómicas. La meteoróloga de ElTiempo.es, Mar Gómez, nos contaba esta historia en junio de 2018, cuando nos explicó de qué manera podría afectar al clima este tipo de actividad: “Sus cenizas alcanzaron 80 kilómetros de altura lo cual aseguró su permanencia junto con otros gases durante varios años y disminuyendo la temperatura del planeta hasta 1.2ºC el año siguiente”.