El exsecretario de Seguridad Pública de México, Genaro García Luna, condenado a 38 años de prisión por narcotráfico, fue recluido en condiciones extremas de aislamiento, según denunciaron sus abogados en una carta.
Los abogdos de Genaro García Luna denunciaron en una carta dirigida a la Corte de Apelaciones del Segundo Circuito las dificultades para mantener contacto con el exfuncionario y la falta de acceso a conferencias telefónicas legales debido a su reclusión en módulos de castigo, conocidos como “El Hoyo”.
La carta, firmada por los abogados Valerie A. Gotlib y Cesar de Castro, subraya que el equipo legal de García Luna ha enfrentado serias limitaciones para comunicarse con su cliente, a pesar de sus continuos esfuerzos.
“Hemos tenido poco, sino es que prácticamente ningún contacto con él a pesar de los constantes esfuerzos por coordinar conferencias telefónicas legales con los funcionarios de la Oficina de Prisiones”, indican los abogados.
García Luna, quien fue sentenciado en diciembre pasado tras su juicio en los Estados Unidos, fue inicialmente trasladado desde la prisión metropolitana de Brooklyn a un centro penitenciario en Oklahoma, el Centro Federal de Transferencias (FTC, por sus siglas en inglés).
A pesar de no tener antecedentes de infracciones, fue colocado en una Unidad Especial de Albergue (SHU), una sección de la prisión donde los reclusos son aislados y se les niegan ciertos privilegios.
El equipo legal de García Luna explica que, después de un breve periodo en Oklahoma, el exfuncionario mexicano fue nuevamente trasladado al centro penitenciario UPS Lee, ubicado en Virginia, donde, según se indica, sigue en una celda de castigo.”En este nuevo centro penitenciario, fue colocado nuevamente en una SHU donde lo mantienen a la fecha”, destacan los abogados.
La situación ha dificultado el contacto directo entre García Luna y su defensa, que solo ha logrado establecer dos llamadas telefónicas, una de las cuales fue interrumpida abruptamente tras solo 24 minutos.
“Hemos hecho numerosos intentos para tener llamadas legales con él, incluso involucrando la oficina del alcaide, pero solo hemos tenido un contacto mínimo”, lamentó De Castro.
Los abogados de García Luna advierten que el aislamiento extremo de su cliente ha tenido un impacto directo en su capacidad para cumplir con los plazos legales establecidos en el proceso de apelación de su condena.
La defensa denuncia que la colocación de su cliente en estas condiciones ha generado una barrera casi insuperable para el ejercicio de sus derechos y el acceso a una representación legal adecuada.