Prácticamente desde el inicio de la administración federal, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, manifestó su intención de mantener una relación de colaboración y respeto para con Estados Unidos. Esta postura se reafirmó una vez que tuvo conocimiento de la victoria del ahora presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ya que es por todos conocido la forma en que el mandatario se ha dirigido a México y a sus políticos, basta recordar el “nunca he visto a nadie doblarse así”.
Mas allá de si Marcelo Ebrard es contorsionista, es claro que la postura de Trump va con la intención de fortalecer a la Unión Americana como un referente mundial ante la crisis global y ante la presencia de nuevos inquilinos en el control político y económico internacional, llámese China y Rusia.
México, por su situación geográfica, históricamente ha tenido que lidiar con Estados Unidos, como un vecino celoso y posesivo, que no ha dejado que nuestro país despegue.
Las circunstancias actuales no son las más favorables.
Aunque radicales ambos gobiernos, pareciera que la presidenta Claudia Sheinbaum quiere mantener el juego de la “mandataria dura”, que no se doblegará y que contestará a cada una de las acciones de Trump.
Si Trump impone aranceles, México también lo hará, si tiene la intención de deportar mexicanos, le demuestra que eso afectará la economía americana y por lo tanto no es una buena idea. Ante la propuesta de renombrar el Golfo de México como Golfo de América, la mandataría ha propuesto nombrar América Mexicana a parte del territorio estadounidense.
A un día de haber tomado posesión, fue claro el mensaje de Donald Trump; va por la militarización de la frontera, reconoce que existe un problema con los migrantes y con las drogas, donde reconoció que no son 100 mil los muertos al año sino más de 300 mil; a los cárteles de la droga los denominará como organizaciones terroristas externas, ha anunciado que el mes de febrero iniciará con a la imposición de aranceles a productos mexicanos por un 25%.
Hoy por la mañana, la mandataria mexicana minimizó los primeros decretos firmados por Donald Trump. Prácticamente mencionó que se trataba de una copia de acciones realizadas en 2018 y 2019 y no pasó a mayores, hubo colaboración y a eso le apuestan.
Habrá que recordarles a los asesores de la mandataria, que MAGA es una agenda como la 4T y que el objetivo de ellos también es crear y mantener una propuesta política, donde cuadros como el del vicepresidente Vance serán el seguimiento a una política que al menos ha demostrado les interesa a los ciudadanos americanos, el retomar el estatus de un país fuerte y competitivo, aunque tenga que pasar por encima de los vecinos.
Un día han pasado y no hay que desestimar a un presidente que, aunque ya tuvo un primer ejercicio, ahora viene con la convicción de que ha sido salvado por Dios de un atentado que sufrió y que ha regresado para marcar la diferencia, eso puede ser un distintivo para entender que ciertas prácticas tendrán un impacto diferente con repercusiones serias para nuestro país.