Por: José Luis Domínguez Castillo
En las ansias de cambio de los mexicanos destaca uno de muchos anhelos: la paz y tranquilidad. Sin embargo, la violencia azota a México y Andrés Manuel López Obrador requerirá de intervenciones contundentes y profundas, porque no bastará en confiar exclusivamente con su carisma y voluntad.
Salvar de la pobreza extrema a millones de mexicanos, terminar con la desigualdad social para reducir a “niveles aceptables”, no es cosa fácil y así lo hemos visto desde hace ya muchas décadas.
López Obrador ha prometido atender a los más desfavorecidos (sin aumentar los impuestos), acabar de raíz con la corrupción (para lo que ha ofrecido una suerte de amnistía para actos cometidos antes de este 1 de diciembre y tolerancia cero a partir del domingo), y disminuir las terribles cifras de violencia (para lo que mantendrá al Ejército en las calles, en contra de lo que prometió), de hecho ya comenzó la actividad de la Guardia Nacional en Chihuahua, concretamente en ciudad Cuauhtémoc.
Esas son, la corrupción y la violencia, entre otras, las promesas incumplidas de Gobiernos del PRI y del PAN. Nunca la izquierda había gobernado nuestra gran Nación y ahora en el poder aseguran que los podrán combatir con un cambio “profundo y radical”.
Más en corto y a detalle trataría estos temas el nuevo presidente, ante los mandatarios estatales que aún integran la débil e incierta Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago), que este martes sesionaba en la CDMX.
Para interés de los chihuahuenses, el gobernador Javier Corral Jurado pediría explicación de los elementos de la milicia que ya tomaron el control en ciudad Cuauhtémoc y la región serrana de Chihuahua. Aunque, su mayor interés sería plantearle la necesidad de un apoyo de 900 millones de pesos y un adelanto de participaciones del 2019 para cerrar este año: y como en el pedir está el dar, no pocos recomiendan al panista ser humilde y respetuoso.
El presidente de México había anunciado con anticipación su intervención en Chihuahua, por lo que la llegada y nombramientos tanto de enlaces militares como de la Policía Federal para las coordinaciones regionales, no deberían sorprender.
Así, el territorio estatal fue dividido en cinco zonas, destacando por su reciente incremento de violencia; Chihuahua (con el coronel Pedro Maximiliano Morales Hermosillo al frente), en Ciudad Juárez el coronel Felipe González Moreno) y en Cuauhtémoc, el también coronel Ángel Primitivo Flores González.
En la región manzanera ha iniciado la toma rigurosa del control de la seguridad pública por parte de la recién nombrada Guardia Nacional. Será en el municipio de Cuauhtémoc, como una primera estrategia para quitarle ese poder al Mando Único que operaba bajo la dirección de la autoridad estatal.
Lamentablemente, como reto y nivel de dominio sobre la zona, y apenas ocurrida esta sorpresiva llegada militar, se registró el lunes un ataque a las fuerzas estatales. Tres sujetos armados agredieron a agentes de la Comisión Estatal de Seguridad en la colonia Alcaldes de Cuauhtémoc, logrando repeler la agresión sin resultar lesionados y capturando a dos de los agresores.
Durante el operativo no se contó con colaboración de ninguna autoridad federal pese a que ya habrían arribado a la región elementos de la Guardia Nacional, según dijeron funcionarios y testigos del ataque.
Entonces vemos que, del discurso a los hechos hay mucho trecho. Ojalá y realmente se logre la coordinación necesaria entre jefes policiacos y militares para empezar a disminuir esos niveles de violencia en todo México, pero particularmente en Chihuahua. Mientras no haya seguridad no puede avanzar el desarrollo ni podrán cumplirse otros objetivos que para los ciudadanos siguen viéndose inalcanzables.