Los Zetas, el grupo de ex militares que se unieron al crimen organizado

Chihuahua, Chih. – Luego de la entrega de los 29 líderes de los principales cárteles de México que se realizó el día de ayer a los Estados Unidos, se encuentran los líderes del Cártel de Los Zetas, una organización criminal que cimbró a México por la violencia con la que ejecutaban los crímenes, además de su operatividad. Se trató de un grupo de élite formado por exmilitares que desertaron para formar parte del crimen organizado. Esta información es tomada de una investigación del centro de pensamiento InSight Crime.

Los Zetas nacieron como un grupo de desertores de una unidad de élite de las fuerzas armadas al servicio del Cártel del Golfo y llegaron a convertirse en uno de los grupos armados más poderosos y temidos de México hasta que luchas internas y la pérdida de líderes clave provocaron el declive de la organización. Su ascenso detonó una carrera armamentística y un aumento de la violencia sin precedentes en las guerras criminales del país.

Actualmente, Los Zetas son una organización fragmentada, unida solo por el nombre y cada vez más dependiente de los ingresos de la delincuencia local en lugar del flujo transnacional de drogas.

Origen y Ascenso

En 1997, 31 miembros del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFES) del Ejército mexicano desertaron y comenzaron a trabajar como sicarios, guardaespaldas y traficantes de droga para el Cártel del Golfo y su líder, Osiel Cárdenas Guillén. El líder original del grupo, el teniente Arturo Guzmán Decenas, alias “Z1”, fue asesinado en 2002. Tras la detención y extradición de Cárdenas, Los Zetas aprovecharon la oportunidad para actuar por su cuenta. Bajo el liderazgo de Heriberto Lazcano, alias “El Lazca” o “Z3”, unos 300 miembros de Los Zetas crearon su propia red criminal independiente.

Su sofisticación logística y entrenamiento militar contribuyeron a su ascenso. Se hicieron famosos por su uso de armamento y tecnología de comunicaciones de última generación, y por aplicar una disciplina militar en la planificación de operaciones. En su momento, la DEA los describió como uno de los grupos más sofisticados, violentos y avanzados tecnológicamente.

A diferencia de otros grupos criminales, Los Zetas no compraban alianzas, sino que aterrorizaban a sus enemigos. Se les atribuyen masacres como la de 72 migrantes en Tamaulipas en 2010. Su brutalidad llevó a otros grupos criminales a adoptar tácticas similares, lo que aumentó la violencia en México.

Expansión y Guerra

Para 2010, Los Zetas tenían presencia en cientos de municipios de México y se habían expandido a Guatemala. Su control territorial y sus redes internacionales los llevaron a enfrentarse al Cártel del Golfo, el Cártel de Sinaloa y otras organizaciones. También establecieron vínculos con redes internacionales de tráfico de drogas en Centroamérica, Colombia, Venezuela, Europa, Estados Unidos y África Occidental.

Su influencia política creció, logrando infiltrarse en gobiernos estatales como los de Tamaulipas y Veracruz.

Fragmentación y Declive

Para 2012, el grupo comenzó a fragmentarse. La captura y muerte de sus principales líderes, como Heriberto Lazcano en 2012 y Miguel Treviño Morales en 2013, contribuyó a la atomización de la organización. Actualmente, las facciones más importantes de Los Zetas son el Cártel del Noreste, Los Zetas Vieja Escuela y Los Talibanes. Estas operan en territorios limitados y han perdido capacidad de expansión nacional e internacional.

La captura de José María Guizar Valencia, alias “Z43”, en 2018, profundizó la crisis del grupo. En 2022, la detención y extradición de Juan Gerardo Treviño-Chávez, alias “El Huevo”, líder del Cártel del Noreste, generó una ola de violencia en Nuevo Laredo.

Perspectivas

Aunque la organización unificada de Los Zetas ha desaparecido, las facciones derivadas siguen operando en México. El Cártel del Noreste mantiene el control en Nuevo Laredo, mientras que Los Zetas Vieja Escuela han establecido alianzas con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en Tamaulipas.

Los días de Los Zetas como un grupo criminal dominante han terminado, pero su legado de violencia sigue presente en México, con múltiples facciones fragmentadas que continúan sembrando el terror en distintas regiones del país.