El periodista Raymundo Riva Palacio comentó mediante su columna “Estrictamente Personal” que en un giro que ha sacudido la relación bilateral entre México y Estados Unidos, medios estadounidenses como The New York Times y CNN revelaron que la CIA está llevando a cabo vuelos de drones espía sobre territorio mexicano para detectar laboratorios de fentanilo. Estas operaciones, que violan formalmente la soberanía nacional, han sido realizadas con el conocimiento y autorización del gobierno mexicano, según los mismos reportes. La revelación ha puesto en una posición incómoda a la presidenta Claudia Sheinbaum, quien ahora enfrenta la difícil tarea de reconciliar su discurso público con la realidad de estas operaciones encubiertas.
Sheinbaum, quien podría haber exigido explicaciones al Departamento de Estado y demandado el cese de estos vuelos, se ha visto limitada en su capacidad de respuesta debido a que su gobierno estaba al tanto de las operaciones. En lugar de una protesta diplomática, la presidenta optó por minimizar el asunto, calificándolo como parte de una “campañita”, una respuesta que ha sido interpretada como un intento de desviar la atención del escándalo.
Filtraciones como herramienta de presión
Las filtraciones no son nuevas en la política exterior de Estados Unidos. Históricamente, han sido utilizadas para ejercer presión sobre otros gobiernos, especialmente en momentos críticos de la relación bilateral. En este caso, las revelaciones llegan en vísperas de la visita a Washington de los secretarios de Seguridad, Omar García Harfuch, y de Economía, Marcelo Ebrard, quienes buscarán abordar temas clave como el tráfico ilegal de fentanilo, un asunto que el presidente Donald Trump ha vinculado directamente con México.
Estas filtraciones no solo exponen la colaboración encubierta entre ambos gobiernos, sino que también dejan al descubierto las contradicciones del discurso oficial mexicano. Mientras Sheinbaum y el secretario de la Defensa, el general Ricardo Trevilla, han asegurado públicamente que no permitirían operaciones de espionaje en territorio nacional, la realidad es que estas acciones se han llevado a cabo con su conocimiento.
Un precedente incómodo
Esta no es la primera vez que México enfrenta filtraciones incómodas desde Washington. Durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, la DEA filtró información que vinculaba a dos de sus campañas presidenciales con financiamiento del narcotráfico, aunque las investigaciones fueron cerradas por razones políticas. López Obrador, al igual que Sheinbaum, ocultó que había autorizado vuelos espía para recopilar información sobre laboratorios de fentanilo, lo que manchó su imagen y expuso las complejidades de la relación bilateral.
En el caso actual, las filtraciones reflejan la insatisfacción de la administración Trump con los esfuerzos de México en la lucha contra el narcotráfico, particularmente en lo que respecta al fentanilo. Trump ha escalado su estrategia contra los cárteles mexicanos, otorgando a la CIA un papel protagónico en operaciones que antes eran responsabilidad de la DEA. Este cambio marca un giro significativo en la política de seguridad de Estados Unidos hacia México, comparable solo con iniciativas como el Plan Colombia en la década de 1990.
Implicaciones para Sheinbaum
Las revelaciones colocan a Sheinbaum en una posición delicada. No solo contradicen su narrativa pública, sino que también la exponen políticamente en un momento en que su gobierno busca consolidarse. Además, las filtraciones sugieren que la administración Trump está dispuesta a utilizar información comprometedora para presionar a México y obtener concesiones que, en condiciones normales, no estaría dispuesto a ceder.
La pregunta ahora es cómo responderá Sheinbaum a esta presión. Mientras que López Obrador optó por la inacción en casos similares, la presidenta enfrenta el desafío de mantener la soberanía nacional sin alienar a un aliado clave. Con Harfuch y Ebrard llegando a Washington con un golpe político a cuestas, las negociaciones se presentan complicadas y con un margen de maniobra reducido.
En resumen, estas filtraciones no solo revelan una colaboración encubierta entre ambos gobiernos, sino que también exponen las tensiones y contradicciones en una relación bilateral cada vez más compleja. Sheinbaum, ahora en el ojo del huracán, tendrá que navegar con cuidado para no perder credibilidad ante su pueblo ni ceder demasiado ante las demandas de Washington.