Si se pudiera resumir en pocas palabras la primera semana del presidente de los Estados Unidos Donald Trump y su relación con México sería: la desinformación está causando pánico.
Y esta desinformación mantiene a la vez una tensa calma en las autoridades mexicanas, desde la Presidencia de la República hasta los estados y municipios, donde por fin se han puesto de acuerdo al menos para la atención de los posibles deportados, lamentablemente una reacción a las amenazas que aún se desconocen sus alcances.
Sin duda hay al menos tres líneas de análisis que vale la pena desmenuzar: la dependencia irrenunciable de los dos países; la necesidad de dejar de un lado las diferencias partidistas para enfrentar de manera inteligente el populismo gringo y, la importancia que juega Chihuahua en este nuevo contexto de relaciones internacionales.
En este último punto, vale la pena comentar la reunión que sostuvieron a media semana la secretaria de Bienestar Ariadna Montiel, la gobernadora del estado Maru Campos y el alcalde de Ciudad Juárez, Cruz Pérez Cuéllar, y no tanto por los acuerdos en la instalación y operación del mega albergue para deportados, sino por la connotación política que representan estos tres personajes.
En pocas palabras, les debe quedar muy claro a los tres que los momentos de la grilla y la lucha por la gubernatura pueden esperar, por lo menos hasta que la ola de esta desinformación y zozobra termine, y la relación con la nueva administración estadounidense se estabilice.
Chihuahua representa para el gobierno federal un reto importante en la colaboración que se debe dar entre los tres órdenes de gobierno, ya que Ciudad Juárez ha sido por mucho uno de los principales puertos de entrada, y hoy de salida de migrantes.
Aquí el papel que ha jugado la gobernadora Maru Campos es fundamental, porque la pinza que están ejerciendo el gobierno federal y municipal sin el apoyo del estado no lograría concretar al menos la percepción de que se está trabajando en conjunto en favor de los repatriados.
Pero bueno, en primer lugar debe quedar muy en claro que la dependencia de México a los Estados Unidos, y de los Estados Unidos a México es tan fuerte que no puede terminar en un capricho o compromiso de campaña.
Según información reciente, los latinos en Estados Unidos 2024, representan el 19.5 por ciento de la población, de esta manera son en este momento el segundo grupo más grande después de los anglosajones. En el caso de los migrantes mexicanos, hay 12.0 millones, de los cuales 4.1 son no documentados, es en los estados de California, Texas, Arizona e Illinois donde residen 2 de cada 3 personas migrantes mexicanas en Estados Unidos.
Desde luego que para México representan una fuente de ingresos muy importante; las remesas se estima que ingresarán cerca de 66,500 millones de dólares al país en 2024, lo que representará 3.7% del PIB nacional, por lo que más de 1.7 millones de hogares, 6.1 millones de personas, dependen directamente de estos recursos.
Para el gobierno federal en manos de Claudia Sheinbaum sin duda es un reto muy importante: primero el no doblegarse ante los embates del populismo yanqui que buscan, y lo han logrado hasta el momento, sembrar la duda y el temor, o al menos es lo que se puede apreciar en el manejo de la desinformación que circula por las redes sociales y que lo único que están generando es un gran temor por posibles deportaciones.
En los últimos días a través de las redes sociales ha circulado una gran cantidad de información falsa que ha provocado un terror fundando en las amenazas y órdenes presidenciales que mantienen en zozobra no sólo a los paisanos en el vecino país, sino a sus familiares de este lado al desconocer qué les depara el futuro.
Y han sido precisamente las redes sociales las principales fuentes de desinformación donde hasta se asegura un “argameddon” para quienes viven en los Estados Unidos y que hoy temen salir por temor a ser deportados.
Lo cierto es que esta primera semana de la nueva era Trump ha sido muy tranquila, las previsiones tomadas en los mega albergues no han sido necesarios, y esperemos que así siga independiente del costo que ha significado su construcción y operación, pero más vale tenerlos listos a que se conviertan las fronteras en una tierra sin ley de los miles de deportados que se esperan.
Y claro que el drama de los indocumentados ha sido la “caja china” perfecta para ambos gobiernos, aquí en México hasta se ha olvidado la ola de violencia en toda el país, principalmente en Sinaloa donde ya urge que el gobernador entregue lo que queda del estado, mientras que en los Estados Unidos tampoco todo es la frontera, le urge al nuevo gobierno entregar resultados en materia de seguridad y economía.
Por lo pronto seguiremos un buen rato hablando de indocumentados, deportaciones y hasta “terrorismo” con claras intenciones de intervención.