La hipertensión es una forma alternativa de denominar a la presión arterial elevada. Puede derivar en complicaciones graves e incrementar el riesgo de sufrir una cardiopatía, un accidente cerebrovascular y la muerte.
La presión arterial se define como la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de los vasos sanguíneos. Esta presión depende del trabajo que realiza el corazón y de la resistencia de los vasos sanguíneos.
La hipertensión y la cardiopatía representan las mayores preocupaciones a nivel global. La Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere que, debido al crecimiento en la industria de los alimentos procesados, ha aumentado la cantidad de sal que llevan las comidas en todo el mundo, lo que juega un papel muy importante en la hipertensión.
La hipertensión es el término médico para referirse a la presión arterial elevada.
Esto significa que la sangre hace demasiada fuerza contra las paredes de los vasos sanguíneos.
Alrededor de 85 millones de personas en Estados Unidos tienen la presión arterial elevada.
Según las pautas utilizadas por la Asociación Estadounidense del Corazón (AEC) en noviembre del 2017, las directrices de los médicos definen la presión arterial elevada en 130 sobre 80 milímetros de mercurio (mm Hg).
Tratamiento
Aunque la mejor opción es regular la presión arterial a través de la dieta antes de que alcance la fase de hipertensión, existe una gran variedad de opciones para tratarla.
Los cambios en el estilo de vida representan el tratamiento estándar de primera línea para la hipertensión.
Ejercicio físico regular
Los médicos recomiendan que los pacientes con hipertensión se comprometan a realizar 30 minutos de ejercicio aeróbico y dinámico con intensidad moderada. Esto puede incluir caminar, correr, pasear en bicicleta o nadar unos 5 o 7 días a la semana.
Reducción del estrés
Es muy importante evitar el estrés o desarrollar estrategias para gestionar el estrés inevitable, ya que puede ayudar a controlar la presión arterial.
El consumo de alcohol, drogas y tabaco, junto a la alimentación no saludable para hacer frente al estrés, añadirá problemas hipertensivos, por lo que deberían evitarse.
El tabaco puede aumentar la presión arterial, por lo que, si deja de fumar, podrá reducir el riesgo de sufrir hipertensión, enfermedades del corazón y otros problemas de salud.
Medicamentos
Las personas con presión arterial alta, por encima de 130/80 podrían utilizar medicamentos para tratar la hipertensión.
Normalmente, los fármacos se empiezan de uno en uno con una dosis pequeña. Los efectos secundarios que se asocian con los medicamentos antihipertensivos suelen ser insignificantes.
De forma eventual, se suele requerir una combinación de al menos 2 medicamentos antihipertensivos.
Existen varios tipos de medicamentos que están disponibles para ayudar a reducir la presión arterial, como:
Diuréticos, como las tiazidas, la clortalidona y la indapamida
Bloqueadores alfa y beta
Bloqueadores de los canales de calcio
Agonistas centrales
Inhibidor adrenérgico periférico
Vasodilatadores
Inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (ECA)
Bloqueadores de los receptores de angiotensina
La elección del medicamento depende del individuo y de cualquier otra enfermedad que éste pueda padecer.
Cualquier persona que tome medicamentos antihipertensivos debería asegurarse de leer las instrucciones de forma cuidadosa, sobre todo, antes de ingerir fármacos sin receta, como los descongestionantes.
Estos podrían interactuar con los medicamentos utilizados para disminuir la presión arterial.
Causas
Las causas de la hipertensión suelen ser desconocidas.
1 de cada 20 casos de hipertensión surge a consecuencia de una enfermedad subyacente o medicamento.
La insuficiencia renal crónica (IRC) es la causa más común de la presión arterial alta, ya que los riñones no filtran los fluidos. Este exceso de líquido deriva en hipertensión.
Factores de riesgo
Un número de factores de riesgo incrementan las posibilidades de sufrir hipertensión.
Edad: La hipertensión suele ser más común en personas mayores de 60 años. Con la edad, la presión arterial puede incrementar de forma paulatina, ya que las arterias se vuelven más rígidas y estrechas debido a la formación de placa.
Etnia: Algunos grupos étnicos son más propensos a sufrir hipertensión.
Altura y peso: La obesidad o sobrepeso representan un factor de riesgo clave.
Consumo de alcohol y tabaco: El consumo de grandes cantidades de alcohol de forma regular puede incrementar la presión arterial de una persona, al igual que el tabaco.
Sexo: El riesgo vitalicio es el mismo para hombres y mujeres, pero los hombres son más propensos a sufrirla a una edad más temprana. La frecuencia suele ser superior en las mujeres mayores.
Enfermedades de salud existentes: Las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, la enfermedad renal crónica y los niveles de colesterol elevados pueden derivar en hipertensión, sobre todo cuando la gente envejece.
Otros factores que también contribuyen son:
La inactividad física
Una dieta rica en sal asociada a los alimentos procesados y grasos
Bajos niveles de potasio en la dieta
El consumo de alcohol y tabaco
Algunas enfermedades y medicamentos
Un historial familiar de presión arterial elevada y estrés mal gestionado también puede contribuir.
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