La representación de la Pasión de Cristo en Iztapalapa fue reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de México por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Sin embargo, la tradición no para ahí, sino que buscará también ser nombrada como tal por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
“Es a su vez un paso más para la conformación del expediente técnico para postular a la representación de la pasión muerte y resurrección de Cristo en Iztapalapa a la lista representativa del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad de la UNESCO en marzo de 2024”, celebró la alcaldesa de la demarcación, Clara Burgada, en conferencia de prensa el pasado 25 de marzo.
Esta Semana Santa, la procesión cumple 180 años. Desde 1843, y como agradecimiento por el fin a una epidemia de cólera, los ocho barrios originarios de la alcaldía (San Lucas, San Pedro, San Miguel, San Pablo, San Ignacio, San José, La Asunción y Santa Bárbara), se organizan para llevar a cabo la representación de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.
Debido a su valor cultural, el INAH sostuvo que era factible obtener el reconocimiento de la UNESCO. Una vez que finalice la celebración de este año, que comenzó el pasado domingo, el Instituto y los habitantes comenzarán a elaborar un plan de salvaguardia, con el fin de que pueda ser presentada la propuesta ante el organismo de la ONU.
Esta representación ha sido reconocida múltiples veces, atrayendo a personas de diversos países que buscan conocer la tradición. En el 2010, la alcaldía la declaró como patrimonio cultural de la demarcación.
Más tarde, en 2012, la Ciudad de México determinó clasificarla como patrimonio cutlural y ahora el INAH la incluye en el Inventario de Patrimonio Cultural Inmaterial del país.
Estas expresiones simbólicas involucran valores y símbolos que son expresiones vivas de las tradiciones, rituales, cantos, alabanzas y oraciones que recogen la cultura los pueblos que las llevan a cabo.
Este 2023, la representación llega a 180 años de práctica ininterrumpida en el Cerro de la Estella, escenario principal de este ritual.
Sus orígenes se remontan a 1833, cuando la zona se vio azotada por una epidemia de cólera morbus. Debido a la tragedia, los vecinos de Iztapalapa juraron al Señor de la Cuevita organizar una procesión anual de agradecimiento si ponía fin a las muertes.
En septiembre acudieron al santuario que se encuentra en el Cerro de la Estella y según los datos del INAH, en octubre solo se registraron cuatro fallecimientos. En agradecimiento, comenzaron la tradición.
Una década más tarde, en 1843, inspirados en la tradición del teatro evangelizador medieval, la comunidad dio inicio a la representación de la Semana Santa, enriqueciéndola cada año con diversos elementos.
Así, cuando en 1866 fue publicado El mártir del Gólgota, una novela en la que Enrique Pérez Escrich narró la vida de Jesucristo, esta comenzó a usarse como base de los diálogos. Asimismo, desde inicios del siglo pasado se integró un himno de caballería compuesto para el Ejército Mexicano.
La procesión se lleva a cabo cada año por los ocho barrios originarios de la alcaldía: San Lucas, San Pedro, San Miguel, San Pablo, San Ignacio, San José, La Asunción y Santa Bárbara.
Bajo el liderazgo del Comité Organizador de Semana Santa en Ixtapalapa AC (COSSIAC), organismo en el que solo pueden participar mujeres y hombres nativos de los ocho barrios, se coordina a más de 500 actores.
La representación durará una semana, iniciando con la escenificación del Domingo de Ramos, que fue el pasado 2 de abril y terminará con con el domingo de resurrección, que será el 9 de abril.
Para este viernes santo, el Viacrucis comenzará a las 14:00 horas en la calle Aztecas y se prevé que termine a las 15:00 horas en el Cerro de la Estrella, con la crucifixión.
Aristegui