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FC Bravos empata a dos goles contra Gallos Blancos de Queretaro

Los Bravos de Ciudad Juárez terminaron por tirarse un balazo en el pie y tuvieron que conformarse con un punto tras regalarle un empate a dos goles a los Gallos Blancos del Querétaro.

Ferrando Guerrero hizo sonar el silbato en medio de la noche queretana y después de poco más de un año, 546 mil 120 minutos para ser exactos, el respetable regresaba al entarimado de la Corregidora.

Apenas a los noventa segundos, la afición blanca soltó el grito de gol que tenía atorado en la garganta desde aquel cinco de marzo. Rodrigo López aprovechó a un Alan Medina que quedó muy fuera de la jugada para liquidar a Talavera que se quedaba solo y nada podía hacer ante el esquinado disparo.

Era el minuto siete y los dos ex Pumas de la UNAM ya se conjuntaban para apedrearle el rancho a unos Bravos que se veían muy sobrepasado en los albores del encuentro. Pablo Barrera le dejaba un servicio dibujado a Kevin Escamilla y el consentido de La Barca Jalisco veía la de gajos pasar de cerca. Al diez ya sonaban los oles.

El cuadro fronterizo apuntaba el balón al arco de Gil Alcalá apenas a los once minutos. Poco le hizo a la afición emplumada, ellos seguían buscando a Ronaldinho ya tranquilos con la ventaja.

Con un cuarto de hora en el cronómetro, los de verde parecían asentarse. Circulaban la de gajos por el medio campo, la traían a vuelta y vuelta entre los tachos de Maxi Olivera, el Chaka y Denzell García sin generar mucho peligro. Lo aturdido no se les quitaba y Cristante no paraba de pegar gritos desde el área técnica.

Eran 20 de primera mitad y los fronterizos no hacían mucho. Iban poco para enfrente y los hacían mayormente sin ton ni son. Tomás Molina quiso ser la excepción a la regla recibiendo una muy buena diagonal de Jordan Sierra a la que le falto fuerzo y acabó en las mano del cancerbero color obispo.

Cinco minutos más tarde el Toro Fernández aguantaba a todo mundo en una descolgada a base de puro riñón. El único el que no pudo vencer fue al propio arquero que dejó botando para que un muy lucido Kevin Balanta lo botara para donde dios le diera entender.

Molina pasaba digerir un frentazo directo a la nuca con poco menos de un cuarto de hora en el contador. Miguel Barbieri salía como sin nada y el uruguayo necesitaba se iba de la cancha con el bolsa de hielo y el protocolo anti conmoción.

Quedaban diez para el entretiempo, los pollos empezaban a quedarse sin salida ante unos Bravos que apretaban la marca. Del otro lado Balanta y Alcalá volvían a salvar la cosa ante un zapatazo del Toro.

Al 40, los de Cristante eran más, Gallos no tenía herramienta más que el contragolpe pero tuvieron una, una que mandaron meter.

Las aves se fueron al vestidor con la presión encima pero con el marcador a favor. 1-0 a la mitad del asunto.

Crónica de Como darse un Balazo en el Pie

El odontólogo con silbato daba arranca a la parte complementaria con una visita que parecía querer voltear la tortilla posicionarse al contragolpe para los segundos 45.

Carlos Salcedo se ponía botinas de atacante a eso del 50 y pegó un chanclazo con todo y media vuelta sin poder atinar al marco. Llegábamos al 55 y Cristante—hecho el mar de nervios— se ponía de pue en su cuadrito de cal con un vaso en mano que no sabíamos si era café o té de tila.

Del otro lado de la cancha el autor del gol volvía buscar la red encontrado las uñas del portero de Juárez en un tiro de esquina que no se marcó. Los de Mauro Gerk no estaban muertos, nada más estaban replegados.

Tras quince minutos de rascarle, Maxi Olivera se sacó la espina con un riflazo desde tiro libre que acabó en el gol de la igualdad. Quedaba media hora y a los de las tierras de Juan Gabriel se les veían por lo menos las gamas de sumar de a tres.

El equipo queretano ya sin la ventaja se fue para enfrente en una ida y vuelta que rompía con el mediocampo al 67. Un minuto más tarde Jordan Sierra se redimió después de todos los pases hacia atrás con un trancazo bien colocado que dejó a Gil Alcalá como en tienda departamental: Nada más viendo. Bravos tomaba aire y le daba la vuelta a las acciones.

Faltaba cuarto de hora para el final y la cosa ya tenía mas pinta de judo que de futbol. Bravos comenzaba a estacionar la rutera en el fondo y repartía patadas cuando hacía falta. Fuera de la cancha, el cuarto arbitro se hacía bolas con los cambios. Nadie entraba, nadie salía.

Molina partía de la cancha con toda la calma del mundo. Salcedo, por otra parte, iba con una bronca igual de grande que el Parque Central. A todo esto cuando se acabaron los desbarajustes al partido le quedaban solamente diez minutos.

Segundos después el cantante Guerrero fue a revisar un muy infantil empujón de Arribas. El español terminó tirando a tres, Cristante hacía corajes, se tragaba las mentadas y el silbante sancionaba la pena máxima.

Era Talavera contra Barrera. Los viejos lobos de mar se vieron a los ojos, se sostuvieron la mirada y el ex del Celtic clavó la número cinco en la parte superior de la red.

Con un por jugar, Juárez tuvo su última de gol, misma que acabó en las manos de Alcalá antes de que Talavera se batiera por el último balón. Fernando Guerrero le puso fin al jolgorio al 98 y todos se iban con un punto para su casa.

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