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Pachuca golea a Bravos en amarga visita a la bella airosa

Con la noche cubriendo la bella airosa, el mochiteco Ismael López hizo sonar su ocarina para desatar las hostilidades en Tuzos y Caballos.

Con cinco minutos corridos en el primer tiempo, comenzaba a verse unos Bravos que no dejaban ir la pelota y cuando lo hacían, arrimaban una marca pegajosa cual chicle de a peso. Las albores del partido pasaban a reflejarse en los banquillos: Hernán Cristante se quedaba sentado mientras que Memo Almada fingía posición de firmes sin si quiera tocar su asiento.

Las tempranera dificultades de la escuadra azul parecían pasar en gran medida por los pies de Avilés Hurtado. Con diez minutos jugados, de cuatro pases, el colombiano no atinaba uno. Mucha presión en el medio campo que el conjunto de los pastes no podía desahogar.

Toro Fernández y Alan Medina no se las veían difíciles para circular por las bandas y terminaban por jalar la marca tuza sin mucho esfuerzo, Pachuca no tenía salida pero Bravos—en tres intentos al arco—tampoco tenía contundencia. Había pasado el proimer cuarto de hora y los de los pastes entendieron qye había que moverse en bloque para llegar al último tercio; no obstante, la muralla de cinco en el medio sector con Jesús Dueñas, Jordan Sierra y el Mono Osuna complicaban las cosas.

A cinco de la media hora el estratega uruguayo de los Tuzos se llevaba el cartón preventivo tras repartirle palabras al colegiado después de una dura entrada en el medio campo que no resultó en falta. Comían las ansias, no solo para los locales sino también para los fronterizos que ya empezaban a sufrir con una defensa que se había puesto las filas.

Llegábamos al 27 cuando Alejandro Arribas se convertía en el villano del encuentro para los verdirrojos. La Chofis Lópes puso un centro sin mucho peligro por la banda de la derecha cuando el español se barrió para atajar el cruce empujando la de gajos al fondo de la red. Bravos perdía el encuentro con autogol.

El tanto fue oxígeno para los dueños de la casa que luego de apuntarse en el luminoso ya triangulaban con soltura y hacían gala de su amplitud por el ombligo de la cancha. Corriendo los 35 minutos Luis Chávez probó desde media distancia y entonces sí, el hijo pródigo de La Barca Jalisco le metía las manos después no hablar en el autogol.

Luego de cinco minutos sometidos, Darío Lezcano vio de reojo a Óscar Ustari y le pegó un fierrazo esquinado que el cancerbero rechazó para mantener el cero. El Estadio Hidalgo se llenó de árbitros a segundos del medio tiempo con una zancadilla del Chaka Rodríguez dentro del área, misma con la que el hombre de amarillo hizo mutis. Segundos más tarde, ya en tiempo de compensación, Ustari le volvió a meter las manos a un intento de Lezcano con la cabeza.

Pachuca y Juárez se iban a las regaderas con el marcador 1-0 y con un Bravos que ya habían pasado la sacudida del gol en propia puerta.

Cabezazo, abucheos y un indulto
El respetable no había terminado de acomodarse en las butacas cuando el mismo uruguayo que había insistido toda la primera mitad ya había empata el electrónico en un córner rematado casi casi con la nuca al 47.

La balanza sin embargo, seguí inclinada a favor de la localía. Al minuto diez Mauricio Isais pegó un zardazo desde afiuera del área que promero pegó en travesaño para después picar atrás de la línea de go. El cantante no marcó nada hasta que cinco minutos más tarde Luis Enrique Santander le dio el “sí” desde el cuarto del VAR para confriamr el gol. Pachuca se volvía a poner al frente.

Cinco minutos pasada la hora Bravos iba al frente en busca del punto, para desconsuelo del aficionado verdirrojo, el medio campo tenía inconvenientes para conectar con el medio tercio y ni Lezcano ni Sierra encontraban balones para enfilar al arco.

Faltaban 20 para el pitazo final y el entarimado tuzo se le dejaba ir con todo a Roberto de la Rosa quien llena el hueco de Nico Ibáñez después de su salida a Tigres. El de Texcoco le entró mal a la de gajos, la mandó a la grada 20 y los gritos de “fuera, fuera, fuera” retumbaron por toda la cuna de la Independencia.

Con cuarto de hora por delante, los de Almada parecían liquidar el partido con un cabezazo de Luis Castillo que vio a un Maxi Olvera totalmente perdido en la marca personal. Para colmo de males de los fronterizos, Isamel López pitó penal luego de un empujón a Kevin Álvarez dentro del área. Roberto de la Rosa tenía la número cinco en la manos y en el manchón estaba su posibilidad de apaciguar al público abonado.

El casaca nueve la mandó clavar de pierna derecha y antes de recibir el abrazo de sus compañeros, pidió disculpas a la afición. Disculpas por una venta que el no provocó. Con todo y el indulto proveniente de las butacas, la cosa ya era goleada.

Para el 96, el cantante color obispo pitó el final del encuentro para oficializar la victoria de los reinantes campeones 4-1.

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