Por Rafael Cano Franco
El Covid llegó en una cuarta ola
La cuarta ola de Coronavirus tiene varios días impactando la salud de los mexicanos, se estima que desde el 28 de diciembre a la fecha, se han registrado 148 mil 194 casos activos confirmados, entre ellos va el presidente Andrés Manuel López Obrador; solamente ayer, 10 de enero, se registraron 11 mil 52 contagios y 78 fallecimientos.
Esta cuarta ola es mucho más contagiosa, pero dado que ya hay un buen número de población vacunada, su impacto no es tan letal como las anteriores; sin embargo sigue siendo un problema que afecta directamente la economía.
Las entidades más afectadas por esta cuarta ola de Covid-19 son: La Ciudad de México con 40 mil 196 casos; Nuevo León, con 9 mil 516; Baja California Sur, 7 mil 232 casos; San Luis Potosí con 7 mil 59; Guanajuato con 6 mil 505 y Jalisco con 5 mil 695 casos positivos confirmados.
El presidente López Obrador, al igual que en enero del año pasado, también resultó positivo a Covid-19, pero eso no le impidió participar en su conferencia de prensa mañanera, justamente donde anunció que se sentía “ronco” y por tal motivo se haría la prueba respectiva.
Antes de hacerse la prueba que arrojó resultado positivo, el presidente López Obrador, fiel a su estilo de no respetar los protocolos sanitarios, sostuvo reuniones con el secretario de Bienestar, Javier May; con Roberto Salcedo, titular de la Función Pública; con el secretario de gobernación, Adán Augusto López Hernández –a quien le encargo atender los asuntos políticos durante su aislamiento sanitario—y Víctor Villalobos, Secretario de Agricultura y Desarrollo Rural.
Pero no fueron los únicos funcionarios del gobierno federal que estuvieron en contacto con el Presidente de la República; también sostuvo audiencias con el director de CFE, Manuel Bartlett Díaz; con el director de INAH, Diego Prieto; con la subsecretaria del Bienestar, Ariadna Montiel; con el empresario Daniel Chávez y con su secretario particular, Alejandro Esquer.
Más allá de que el gabinete federal está en riesgo de contagios; lo cierto es que las autoridades sanitarias federales, en concordancia con algunas entidades, se empecinan en mantener el semáforo epidemiológico en amarillo y no aceptan llegar al naranja –menos al rojo—porque implica aceptar que otra vez fueron rebasados.
El problema se presenta en aquellas entidades donde los gobiernos estatales, aliados del gobierno federal, decidieron abrir las aulas para que alumnos de educación básica acudan a clases presenciales; se niegan terminantemente a establecer medidas restrictivas a la movilidad y a las reuniones sociales en antros o lugares de convivencia.
Puede ser que esta nueva modalidad de Covid-19 no sea tan letal como las anteriores, pero eso no limita la existencia de casos donde los enfermos pierdan la vida, incluso con el esquema de vacunación completo.
La gravedad del tema es que entre más personas contagiadas existan, las probabilidades de que mueran más personas también aumenta; no solamente se trata de contagios, sino de personas que pierden la vida; de padres, madres e hijos e hijas que están en gran riesgo de morir solamente porque a las autoridades no es place tomar decisiones basadas en la ciencia y deciden con fundamento en la política.
Al parecer ya se olvidó que “el techo” de muertes que se planteó el gobierno federal, allá por marzo del 2020, cuando se detectaron los primeros casos de Covid-19 en México, era de 60 mil personas que perderían la vida; se olvidó que el sistema público de salud no estaba preparado y sigue igual en estos momentos para atender la ola de contagios que les llegan al por mayor.
No se debe olvidar que según las cifras oficiales van más de 300 mil personas muertas por Covid-19, eso significa un 500 por ciento más de lo pronosticado por “los genios” que manejaron el tema a nivel nacional.
Las medidas sanitarias siguen siendo altamente efectivas, particularmente el uso del cubrebocas, mantener la distancia, lavarse las manos con regularidad y evitar el contacto con personas contagiadas por el virus y no asistir a donde puedan darse altas concentraciones de personas.
Si el gobierno falla en sus acciones, los ciudadanos sabemos lo que debemos hacer para evitar contagios: ¡hagámoslo!