Hicieron la heroica. Con nueve futbolistas, los Bravos de Juárez sacaron un valioso empate (1-1) de la casa de los Pumas, quienes fueron evidenciados y perdieron la posibilidad de ser líder general del Apertura 2020 de la Liga MX.
Lo más normal, cuando a un equipo le expulsan a dos futbolistas, es que esa escuadra termine goleada o al menos perdiendo el partido. Pero, todo cambia cuando se trata de la Liga MX y, en específico, de los Pumas.
Los universitarios llegaban al partido ante Juárez con la oportunidad de ser líderes generales de la competencia. Y parecía que los astros se les alineaban con la temprana expulsión de Eryc Castilo tras una falta sobre Jesús Rivas al minuto 4 que el VAR confirmó al 7′. Más aún cuando Javier Nevarez también vio la tarjeta roja al ser el último hombre de los Bravos y detener a Carlos Gutiérrez cuando se dirigía a su portería.
Pero, a los Pumas les pesó la responsabilidad de ir a buscar el partido. No lo hicieron con un jugador de más y lo tuvieron que hacer, más obligados que convencidos, cuando tuvieron dos futbolistas más que Juárez. Andrés Lillini e Israel López no cambiaron el planteamiento inicial de cinco defensores en casi ningún momento del juego.
No obstante, parecía que, a pesar de sus futbolistas de más, de las fallas defensivas en la pelota parada y en la apatía que demostraban jugada a jugada, Pumas se iba a llevar los tres puntos cuando el silbante señaló una cuestionada pena máxima sobre Carlos González, que el propio paraguayo convirtió al 53′.
Los Pumas estaban contentos con el resultado. Un 1-0 que los iba a llenar de críticas por la forma, pero que les permitía llegar a lo más alto de la tabla general, hasta que al minuto 65, un extarodinario cobro de falta de Maximiliano Olivera los bajó de su nube y los regresó a su realidad: un conjunto que carece de ideas y que necesita de la astucia de sus individualidades para ganar.