Columnas

La manifestación Vs AMLO: El Juglar de la Red

Por Rafael Cano Franco

A pesar de que el presidente Andrés Manuel López Obrador insiste en asegurar que “vamos bien”, una parte de la población no comparte sus dichos y decidieron pasar de la protesta virtual a la real al salir el sábado y domingo pasado a manifestarse en sus vehículos en contra de las decisiones de la 4T.

El sábado marcharon personas de72 ciudades de México –en 30 estados, excepto Tabasco y Baja California Sur)  y el domingo lo hicieron otras cinco ciudades; además de algunas manifestaciones en poblaciones de Estados Unidos; la petición concreta es solicitar la renuncia del Presidente de la República –algo que no va a suceder–; no piden juicio político ante el Congreso, tampoco piden que sea destituido, la solicitud es que renuncie y eso obviamente no lo van a lograr.

Más allá de que logren o no el objetivo final, lo importante es que se hizo visible una sentimiento de inconformidad con las decisiones y el rumbo que López Obrador le ha dado al país; muy importante señalar que los manifestantes no eran los ricos o pudientes, quienes salieron fueron personas de las clases medias, son pequeños comerciantes, empleados, burócratas, profesionistas, jóvenes y mujeres quienes no están de acuerdo con la 4T.

En algunas ciudades la manifestación se extendió por varios kilómetros, en otras fue modesta y con una participación muy parca; pero indistintamente del número de participantes, lo cierto es que la protesta generó preocupación.

Este tipo de movimientos, que se convocan en redes sociales, cuando tienen los ingredientes adecuados, se convierten en auténticos dolores de cabeza para los gobernantes contra quien se expresan: ahí está lo sucedido en Túnez, que dio inicio a la llamada “Primavera Árabe” y que terminó por derrocar a varios dictadores en el norte de África.

A nivel local debemos recordar el movimiento llamado “Malnacidos” –una protesta que creció socialmente por la imposición de un cobro de tenencia vehicular–; las primeras convocatorias no fueron multitudinarias y los funcionarios de Guillermo Padrés, en ese entonces Gobernador de Sonora desestimaron el alcance de la inconformidad. De una primera manifestación que apenas convocó a varias decenas de ciudadanos se pasó a movilizaciones masivas, la más numerosa contabilizó poco más de 8 mil vehículos y se estimó una participación de 13 mil personas.

Pasar de la comodidad de la opinión a la acción de movilización es indicativo de la existencia de un auténtico malestar ciudadano; el propio Andrés Manuel López Obrador fue un usuario magistral de esta estrategia de lucha política y en más de una ocasión generó importantes movimientos de protesta.

En la 4T entienden perfectamente la dimensión de la protesta y por ello de inmediato reaccionaron descalificándola, llamándola “movimiento golpista” y en algunos casos burlándose; pero el nivel de la reacción marca también el impacto que tuvo. Fue tan contundente la manifestación que hasta el propio Presidente de la República se tomó un tiempo para emitir un mensaje en relación a la protesta.

Hay un detalle que no debe ser ignorado: la marcha fue convocada por FRENAAA, una organización de ciudadanos y empresarios que encabeza Gilberto Lozano cuya intención es lograr que López Obrador renuncie a la Presidencia de la República para noviembre de este año, una meta que no van a lograr.

El carácter ciudadano es un punto importante a destacar porque no existe la contaminación de partidos políticos, tampoco hay financiamiento de ningún tipo, se trata de clasemedieros que desde todos los puntos cardinales de México salieron de sus casas y se manifestaron en sus vehículos para hacerse visibles y establecer un grupo opositor ciudadano al gobierno federal.

Mientras que desde las esferas oficiales señalan como un fracaso la protesta; sus organizadores la consideraron un éxito y han anunciado que cada dos semanas estarán convocando a movilizaciones similares en toda la República. Si el número de los protestas empieza a crecer, también lo hará el de la descalificación y si la primera manifestación mereció un mensaje del propio Presidente López Obrador, las subsecuentes pueden generar un efecto inercial para que más ciudadanos se sumen o quedar en “flor de un día” que no hizo mella en la figura presidencial.

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