En respuesta a la presión sobre todo de comerciantes y empresarios, después del decreto de cierre de establecimientos y mandar a todos los adultos mayores y personas enfermas a sus casas, con sueldo, el gobernador Javier Corral anunció un Plan de Austeridad.
Prevé un descalabro de unos 4 mil millones de pesos y se debe hacer frente al impacto económico que está generando la pandemia del coronavirus en Chihuahua.
De entrada anunció que él y su Gabinete de primer nivel y directores de organismos descentralizados, se bajarán las compensaciones de sus salarios al 50 por ciento y que formará un fondo para otorgar créditos a las micro, pequeñas y medianas industrias del estado, que sin duda serán las más golpeadas por la crisis.
Son estas dos las medidas evidentes anunciadas anoche en la entrevista que cada semana le hace el Canal 28 de televisión local.
También crearán un fondo de apoyo para quienes estén en la economía informal, es decir, vendedores ambulantes y/o callejeros que no tienen acceso a créditos normales.
En su anuncio, dijo que pedirá a los funcionarios de los poderes Legislativo y Judicial que ¡ja! también se bajen el sueldo o al menos las compensaciones.
El gobierno tenía que poner el ejemplo, así se lo estaban demandando los empleadores que solo ven cómo los clientes dejaron de acudir a sus establecimientos, las mercancías y la producción están paralizadas.
Para ello, en el Plan de Austeridad darán cabida a un programa de empleo temporal y de incentivos fiscales a los meros meros empleadores para que no despidan gente.
La contingencia hará que se detengan algunas obras para privilegiar la construcción, ampliación y desarrollo de unidades médicas, que serán las de mayor demanda en los próximas semanas y meses.
Por si algunos todavía dudan de que las consecuencias de la pandemia del coronavirus serán desastrosas para la salud y para la economía, más vale que vayan haciendo cochinito, porque dentro de poco no habrá ni frijoles en las tiendas.
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También el Gobierno Federal por fin reaccionó al pandemónium de salud y económico, bueno, al menos eso pareció ayer con dos anuncios sustanciales:
Primero, más de la mitad de los burócratas federales o más bien, los o esenciales, dejarán de ir a trabajar, fueron mandados a sus casas para evitar que se integren a la cadena de contagios.
Segundo, parte de los 400 mil millones de pesos que dijo AMLO que tenían en reservas, se los mandarán a los estados para apoyar en los gastos de la contigencia.
De esos recursos empezarán con el reparto de 10 mil millones, de los cuales, poco más de 143 millones le tocarán a Chihuahua, correspondientes a un adelanto del segundo trimestre del 2020.
Finalmente, el presidente Andrés Manuel escuchó al subsecretario de salud, Hugo López-Gatell y dejarán en oficinas al persona que atienda operaciones esenciales, el resto, a sus casas.
Lo que no se suspende tiene que ver con abastecimientos para hospitales, combustibles, energía, servicio de limpia, seguridad pública, entre otros.
Lo malo es que por tardío, cualquier esfuerzo parece pequeño, ojalá se equivoque este Fisgón malpensado.
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Y es que la pandemia viene con todo en el país. Ayer en la noche el reporte fue que el número de muertos aumentó a 6 y el número de infectados por el COVID-19 es de 475.
Pero el número de sospechosos de portar la enfermedad es de mil 656. Afortunadamente se han descartado 2 mil 445 que acudieron a revisión sintiendo que morían.
Lo interesante del caso son los datos ofrecidos ayer por las autoridades de Salud del país: de los 475 casos confirmados, el 74 por ciento son “importados”, es decir 352 que estuvieron en un país con alta incidencia de la enfermedad, lo que equivale a decir que no ha sido efectivo el control ni en los aeropuertos ni en cualquier otra vía de acceso internacional.
Otro 23 por ciento, esto es 110 de esos 465 son “casos asociados”, es decir, que tuvieron contacto con los “infectados importados”, o sea, que no ha habido un control en la contención para evitar los contagios.
En el resto, un 3 por ciento equivalente a 13 casos, no tiene antecedentes de cómo fueron infectados. O sea, todavía peor porque significa que la enfermedad ya se pasea libre por las calles de México, como sucedió en Italia donde mató a más de 6 mil o en Estados Unidos que ya van 1000 muertos.
De ese tamaño es la suerte que le espera a México.
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Dentro de toda esta crisis, los encuestadores no perdonaron “la del mes” a AMLO, o como dirían en Chihuahua: “la de la casa”.
Un estudio difundido por el Grupo de Economistas y Asociados (GEA) y por Investigaciones Sociales Aplicadas (ISA), señala que la aprobación de la que gozaba el presidente de México hace un par de meses, cayó estrepitosamente hasta un 47 %.
Como consecuencia de todas las políticas erróneas, con el mal manejo que ha dado a la crisis del coronavirus y la manera de conducir al país, el sentir de los mexicanos ya no fue como la de hace dos años.
En términos simples y llanos, echó a la basura, como se esperaba, la riqueza de votos con los que llegó al poder y así seguirá, en picada.
Apenas en diciembre, este Fisgón ya hacía referencia a que las encuestas en diciembre pasado lo ponían en un 57 por ciento, es decir, que había caído más de 20 puntos en el último año y casi 30 durante su incipiente mandato.
Ahora, el retroceso es de otros 10 puntos, según la encuesta realizada a mil personas de todo el país, con preguntas muy reveladoras.
Por ejemplo, quienes dijeron todavía sentir esperanza ante la situación del país, cayó siete puntos porcentuales respecto a un 41 que tenía y quedó en 34%.
La mitad de los encuestados, un 48%, cree que el país no va en el rumbo adecuado, contra un 37% que si cree que el país va hacia donde debe.
Un 52% de los encuestados cree que la situación económica no va a empeorar más, pero solo uno de cuatro espera que mejore.
Respecto de la pandemia del coronavirus, más de la mitad, 54%, siente que ni ellos ni sus familias han recibido la información suficiente acerca de la enfermedad.
En materia de seguridad, el 39% considera que la situación está peor a la de hace seis meses, y un 68%, calificó como “muy grave” la situación de violencia contra mujeres y niñas en México.
Así, poco a poco, se desmorona el mito del que iba a sacar al país de la crisis. Ahora si, ¡que se venga la revocación de mandato!