Como anillo al dedo le cayó al Instituto Estatal Electoral el coronavirus y bajo ese pretexto anunció que no hará el plebiscito en Cuauhtémoc, pero al menos es congruente con la exigencia de suspender actividades públicas que pongan en riesgo a la población.
Anoche el IEE anunció la suspensión de todas sus actividades públicas que tenía previstas al menos durante la cuarentena y en caso de tener que sesionar, lo hará sin público.
Con esta medida se suma al Tribunal Superior de Justicia y al Congreso del Estado que ya suspendieron actividades.
El Consejo Electoral del IEE indicó que en atención a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y de autoridades sanitarias federales y locales, la suspensión de actividades será en el periodo del 21 de marzo al 19 de abril del 2020, por lo pronto.
Entre las actividades afectadas está el plebiscito solicitado en contra del Ayuntamiento de Cuauhtémoc por el cobro en la recolección de basura. Ahí se determinó que los promoventes tendrán tres días para remitir las firmas recolectadas a través de la aplicación tecnológica del INE para que queden debidamente contabilizadas y revisadas.
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Agachonamente, Carlos González Herrera, se sujetó al dictamen del magisterio y desobedeció la orden de la autoridad superior, la SEP, que decretó –y así fue publicado en el Periódico Oficial de la Federación—que la suspensión de clases por el coronavirus sería del 20 de marzo al 17 de abril.
Desde la ciudad de México, apenas salió de la reunión de autoridades educativas estatales y la SEP y Carlitos anunció el acuerdo de suspensión de clases para atajar la propagación del COVID-19.
Pero en el acuerdo iba que los docentes y administrativos tenían que laborar la semana del 22 al 27 de acuerdo al calendario oficial, aunque fuera solo para capacitarse y poner en marcha las medidas sanitarias emergentes.
Se marcó que el día 23 de marzo, autoridades educativas y padres de familia echarían a andar las comisiones de salud en cada escuela.
Para pronto comenzaron las protestas de los docentes a través de redes sociales y más pronto todavía, obligaron al secretario de Educación estatal a doblar las manitas y cambiar la agenda.
Así que el magisterio dictó la nueva cuarentena: no laborarán la próxima semana y no se instalarán los comités de salud este lunes próximo, sino hasta que regresen de las largas vacaciones, es decir, hasta el 20 de abril.
Pero el 20 no habrá regreso escolar, ya que impusieron que el 22 harán la limpieza general de las instalaciones educativas y hasta el 23 regresarán los niños a clases. ¿Así o más?
Ni siquiera trascendió que se hubieran reunido los líderes magisteriales con Carlitos. Nada más falta que hasta con una llamada hubiera tenido para agachar las orejas.
Esa misma actitud ya se había manifestado cuando el 9M, que se aventuró a decir que las maestras que quisieran sumarse al paro nacional tenían que avisar unos tres días antes. A las pocas horas ya estaba enmendando la página por atreverse a tratar de dar órdenes al magisterio.
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Vecinos de la colonia Ladrilleras Norte bloquearon la avenida Ocampo a la altura del cruce con la Bolívar, para protestar contra la Secretaría del Bienestar por la falta de apoyos de materiales de construcción.
El grupo pequeño de vecinos reclamaba que tenían tiempo solicitando los apoyos y nada más les daban plazos y más plazos y los recursos nada más no llegan, además buscaban ayuda para medicinas y otras necesidades.
Al parecer ninguna autoridad salió a atenderlos ni siquiera a tomar nota de sus necesidades.
Pronto se supo la razón de que no fueran atendidos: el delegado del bienestar o súper delegado o virrey, como se le conoce, Juan Carlos Loera de la Rosa, andaba vendiendo los “cachitos” de la Lotería Nacional para la NO rifa del avión presidencial.
En algún lugar de la Ciudad, Loera declaraba a los medios de comunicación que ya estaban agotados todos los “cachitos” que fueron enviados a Chihuahua, lejos de la protesta que es lo que debería atender.
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Poco a poco, Chihuahua al igual que el resto del país y del mundo, comienza a paralizarse. Las actividades públicas y privadas se han ido retrayendo, mientras que coronavirus sigue avanzando.
Más de 3 mil muertos en China donde inició la pandemia; más de 3 mil en Italia que no hizo caso de las advertencias; más de 50 en Estados Unidos que ha hecho de todo para impedir la propagación y ya dos en México, pero con más de 160 infectados y más de 400 “sospechosos” de portar el virus.
Aun así, nuestro senil presidente, Andrés Manuel López Obrador, insiste en su discurso triunfalista de que no pasará nada: ayer, una jueza federal del ‘ordenó’ tomar medidas serias y radicales.
El influyente periódico The New York Times, publicó que México no estaba preparado para enfrentar la pandemia y pone como ejemplo las ‘payasadas’ del presidente para encarar el problema.
El secretario general de la ONU, António Guterres, urgió a todo el mundo a emplear todos los recursos al alcance para frenar la pandemia, de lo contrario, habrá de lamentarse la muerte de millones de personas.
Reclamó a todos los gobiernos medidas coordinadas a escala global para responder a la emergencia sanitaria, así como a hacer frente a la crisis económica que se avecina.
Si ante ese panorama AMLO insiste en burlarse sacando estampitas de sus bolsillos, alguien tendrá que asumir el liderazgo urgente que México necesita.
