Grupos criminales se apoderan poco a poco del país, van tomando como rehén estado por estado, cada uno espejo del otro. Auténticas zonas de guerra…
Por: Dr. Carlos Díaz Abrego
Nuestro estado se ha convertido en una auténtica zona de guerra por culpa del maldito narcotráfico y los grupos de la delincuencia organizada, que han tomado numerosos municipios del corredor industrial, del sur y norte de Guanajuato como bastiones de compra y venta de droga, así como de otras actividades paralelas: secuestro, extorsión, robo de cajeros, etc, etc.
No hay un solo día, semana o mes que no nos enteremos que una familia o uno de sus miembros mueren a manos del crimen organizado; mujeres que son ejecutadas y descuartizadas por su participación activa o pasiva en el negocio del narcomenudeo; niños y adolescentes que mueren por balas que llevan como destinatarios a sus padres y que les toca a ellos pagar por lo que nunca hicieron o consumieron.
Somos un estado que muere de miedo todos los días, a todas horas, en todos los municipios, en todas las plazas públicas, en todos los centros comerciales, en todos los restaurantes, taquerías y fondas de la entidad. Ningún lugar esta exento de ser brutalmente atacado por los carteles que gobiernan Guanajuato. Si, eso es lo que hacen, hacen y deshacen a sus anchas al grado de tenernos sometidos como el peor de los gobiernos.
El Gobierno del Estado y la sociedad han sucumbido a manos de carteles locales o nacionales, como lo son el de Santa Rosa de Lima, el de Sinaloa, CJNG con la fuerza suficiente para arrodillar a todo un estado y sus 46 municipios, las fuerzas de seguridad del estado y de los municipios son humillados y superados siempre que se encuentran con los criminales, quienes los superan por mucho con armamento sofisticado.
¿Y el ejercito mexicano y la gendarmería nacional? ¿Dónde están para apoyar al pueblo guanajuatense que tanto los necesita? El ejercito mexicano hoy más que nunca sometido al mando de su comandante supremo, que los ridiculiza y humilla todos los días en todos los operativos donde son simples invitados que solo toman video de los hechos y dan parte a sus superiores jerárquicos. La gendarmería en proceso de planeación.
Guanajuato muere todos los días y se desangra entre la violencia, la impunidad, la improvisación de políticas públicas que van de la nada a golpes de timón que no sirven de nada, ya que quienes operan desde un inicio no hicieron nada y están perdidos en la nada. La esperanza muere cada día que nos enteramos que alguien muere en manos del crimen y que el gobierno del estado da la espalda una y otra y otra vez al salir a declarar sin verse resultados concretos.
Y a todo esto, hay que sumar que Guanajuato ostenta el primer lugar nacional en muertos de policías o agentes destinados a tareas de seguridad pública, hasta este momento que escribo la presente columna, ya son 64 muertos en manos del crimen organizado. En la semana que termino ayer, fueron 12 seres humanos asesinados en el estado.
Nuestros hermanos y paisanos del municipio de Villagrán, vivieron una autentica pesadilla que a su vez fue compartida por redes sociales y en varios noticieros nacionales en manos del cártel Jalisco nueva generación (CJNG), donde atacaron instalaciones de la oficina de seguridad pública del municipio, ejecutando a tres elementos y privando de la libertad a cinco policías más, de los cuales cuatro fueron encontrados descuartizados en bolsas de plástico.
Las escenas del brutal ataque en Villagrán son de una ciudad en guerra devastada por las llamas y el fuego provocado por las granadas que lanzaron estos bastardos contra las instalaciones públicas y los agentes policiales en cumplimiento de su trabajo, sin tener la posibilidad de defenderse.
Hace nada nos estremecíamos al ver la ciudad de Culiacán en llamas y en zona de guerra, así como el patético y horrible escenografía entre Chihuahua y Sonora, donde perdieron la vida mujeres y niños de la familia LeBaron, en una de las masacres más brutales que recuerde México. Ahora somos nosotros los guanajuatenses quienes vivimos esta terrible pesadilla.