Un escándalo se tapa con otro, pero más grande
Por Rafael Cano Franco
Luego de los sucesos violentos en Culiacán, de donde se han desprendido cinco versiones oficiales para explicar la decisión de soltar a Ovidio Guzmán, incluida la de: –“Yo no estaba informado; el gobierno de Andrés Manuel López Obrador no solamente perdió credibilidad y fue objeto de duras críticas a nivel local e internacional, también exhibió que irán con todo para defender la imagen del “Tlatoani” y por ello no repararon en ir de un escándalo a otro.
Ya no solamente se trata de las versiones “mañaneras” que a diario cambian; el asunto es como en cada una de esas versiones abre nuevos frentes que son innecesarios para el Presidente de la República.
Primero culpó al Ejército del operativo y los señaló como los ineficaces que armaron las acciones de la captura que detonaron la violencia, asegurando que él nunca estuvo informado; siguió agraviando a las Fuerzas Armadas cuando obligó al Secretario de la Defensa, Crecensio Sandoval para que diera a conocer el nombre del militar encargado de las operaciones de inteligencia en contra del narcotráfico.
El señalar al Coronel de Caballería del Estado Mayor Presidencial, Juan José Verde Montes, Jefe del Grupo de Información y Análisis de Información (GAIN), un cuerpo de élite al que comúnmente se le identifica como “cazapatos”, fue considerado por diversos mandos militares como una deslealtad del Presidente López Obrador para con el Ejército y fue motivo de diversas reuniones de mandos donde se reclamó la actitud presidencial y la falta de respeto para la vida del Militar y la de su familia.
En lugar de atemperar los ánimos, la revelación del nombre de ese militar solamente exacerbó la opinión pública y eso se reflejó en una conferencia de prensa mañanera donde se cuestionó de manera frontal todas las versiones encontradas difundidas por la presidencia de la República y que fueron cambiando de acuerdo a la narrativa más conveniente.
El presidente López Obrador no aguantó los cuestionamientos y terminó enfrentado con los reporteros que le cuestionaron, pero fue más allá y parafraseó una expresión atribuida a Gustavo A. Madero: –“Ahora le muerden la mano a quien les quitó el bozal”, eso se interpretó como un insulto al comparar a los reporteros con perros.
Esa misma tarde, la Dirección de Comunicación Social de la Presidencia de la República le retiró la acreditación al periodista Luis Cardona y le armaron un linchamiento en redes sociales. Al día siguiente pretendiendo armar una disculpa por la expresión, el presidente López Obrador terminó por ofender más cuando aseguró que tenía un profundo respeto ¡¡¡por los perros!!!.
Y así, de dislate en dislate, generando un escándalo tras otro, pero sin poder armar una explicación congruente y razonable para justificar todo el operativo que derivó en una humillación para el gobierno federal en Culiacán, llegó al pasado fin de semana.
En la imaginación del presidente López Obrador las actitudes de los mandos militares –agraviados y ofendidos por el trato recibido—y de los reporteros que cubren su fuente –mal vistos y coptados a no hacer preguntas incómodas–, formaba parte de toda una estrategia de sus enemigos políticos para dar un golpe de Estado y derrocarlo.
Y así lo dijo.
En la narrativa divisionista del Presidente de la República, un anuncio de esa naturaleza, era más una contramedida para atacar las críticas que no lo han abandonado desde el “culiacanazo”, que una realidad.
Contrario a lo que esperaba, el apoyo popular no se dejó sentir, a pesar de que apeló a los 30 millones de mexicanos que le dieron su voto; por el contrario, de nueva cuenta se dejaron sentir infinidad de críticas por un anuncio tan temerario, falto de sustento, pero además generador de división y miedo.
Y de esa forma, de escándalo en escándalo, el presidente López Obrador pretende sobrellevar la crisis en la que su gobierno se sumió por no saber enfrentar la crisis que generó, primero la detención de Ovidio Guzmán y luego su posterior liberación.
Ahora, de lo que no queda duda es que en este manejo de crisis el manual del populismo de izquierda no deja de estar presente: ataca a los medios y cúlpalos de estar aliados a los enemigos; acusa del fracaso a grupos de poder fáctico, como el Ejército, de ser ineficaces y hazte víctima inventando un posible atentado o un golpe de estado orquestado por esas fuerzas oscuras que operan en tu contra.
Le falta acusar a los empresarios, solo es cuestión de tiempo.
Rafael Cano Franco es reportero y conductor de noticias, también preside el Foro Nacional de Periodistas y Comunicadores A.C.