Por Rafael Cano Franco
¡¡Fuchi, guácala, hazle caso a tu mamacita!!
La inseguridad pública en todo el país, es uno de los problemas más graves que debe enfrentar el gobierno federal y para ello la estrategia presidencial se sustenta en tres expresiones que se les debe decir a los delincuentes: ¡¡fuchi, guácala, hazle caso a tu mamacita!!.
No es la Guardia Nacional y su todavía inacabado proceso de nacimiento la solución a la inseguridad pública, en todo caso es el consejo del presidente Andrés Manuel López Obrador el que debe guiarnos a todos los ciudadanos para salir de esta crisis de inseguridad: con esas herramientas orales es como debemos enfrentarnos a los “malosos” y esa fórmula los alejara de cometer una tropelía contra nuestro patrimonio o persona.
La verdad debe ser de muy poco consuelo, o de nada, para los miles de familiares de quienes han perdido la vida de manera violenta, escuchar que el Presidente de la República minimiza con expresiones triviales los efectos de la propia incapacidad del gobierno federal para presentar un frente cohesionado a los criminales.
Este sexenio en su inicio es mucho más violento que el de Felipe Calderón o Enrique Peña Nieto; los crímenes dolosos han ido en aumento y generan un alto impacto entre la sociedad; pero sigue siendo el robo patrimonial, el robo a casa-habitación y los asaltos a transeúntes los que realmente tienen alarmada a la sociedad.
Ante esa situación, el Secretario de Seguridad Pública, Alfonso Durazo Montaño implementó en Sonora un nuevo esquema de coordinación policiaca y logró que en cuatro municipios con serios problemas de inseguridad pública, los presidentes municipales de Hermosillo, Guaymas, Empalme y Cajeme –todos emergidos de Morena—aceptaran que los comisarios de seguridad pública de esos Ayuntamientos fueran removidos para imponer en su lugar a militares, en retiro o en proceso de retiro, para hacerse cargo de la seguridad pública.
Por desgracia para Durazo Montaño, si esa estrategia llega a funcionar en su natal Sonora, no es viable que pueda llevarla a otras entidades o ayuntamientos donde no se tiene la dependencia ideológica como con los de Morena, PT o PES.
Volviendo con el Presidente López Obrador, no solamente es deplorable su consejo para enfrentar al crimen organizado, más polémico resulta enterarnos que en la Ley de Amnistía que se analizará en la Cámara de Diputados, viene contemplado el perdón por narcotráfico si las personas privadas de su libertad por crímenes relacionados con el narcotráfico demuestran que fueron presionados por la delincuencia organizada o si sufrieron pobreza.
Lo anterior es solamente abrirle las puertas a tanto criminal, desde asesinos, sicarios y “burreros” que optaron por seguir el camino del crimen organizado; considerar que la mayoría de ellos fueron presionados por el crimen organizado para sumarse a sus filas es ver muchas películas y creer en las fantasías.
Pero además, darles la opción de salir en libertad porque fueron pobres es tanto como abrir las puertas de la cárcel a todos los delincuentes; ¡¡vaya!! Hasta Joaquín Guzmán Loera, el poderoso capo encarcelado en Estados Unidos, vivió una infancia de pobreza y por ello, si estuviera en México, encajaría fácilmente en un preso a recibir amnistía.
Pareciera que desde la Presidencia de la República existe la clara intención de establecer un nuevo proceso legal: pobreza-criminalidad-amnistía, donde la pobreza es el factor determinante para delinquir; lo anterior es un insulto a todas aquellas personas que viven en condición de pobreza, pero cuya dignidad y calidad humana los lleva diariamente a la calle a buscarse el sustento de manera honrada, con la frente en alto y que en no pocas ocasiones también son víctimas de esos criminales a los que López Obrador llama “pueblo bueno”.
El problema del presidente López Obrador es que al parecer se quedó en la época de la revolución; ahora se siente un moderno “Pancho Villa” que nutre a su ejército de seguidores con la peor escoria social; habría que recordarle al presidente López que los ejércitos de la revolución estaban integrados por campesinos, gente de los pueblos del norte y centro del país, quienes realmente habían vivido la injusticia y opresión del régimen porfirista.
La amnistía de López Obrador no implica liberar presos políticos o al pueblo preso por sus ideas políticas, lo que está haciendo es abrirle la puerta a criminales y eso es un acto más criminal aún.
Rafael Cano Franco es reportero y conductor de noticias, también preside el Foro Nacional de Periodistas y Comunicadores A.C.