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Fiscales de Texas pedirán pena de muerte para autor del tiroteo en El Paso

Los fiscales de Texas pedirán la pena de muerte para Patrick Crusius, el presunto responsable del tiroteo masivo ocurrido en una tienda Walmart en El Paso, que provocó la muerte de 20 personas, declaró ayer el fiscal de distrito local, Jaime Esparza.

“Puedo decirles desde el principio que el cargo del Estado es asesinato capital y también que él es elegible para la pena de muerte”, dijo Esparza en conferencia de prensa. “Pediremos la pena de muerte”, reiteró.

La policía local trabaja al lado de los investigadores federales después del tiroteo el sábado en El Paso, perpetrado por un hombre armado que ha sido ampliamente identificado en los medios como un hombre blanco de 21 años de edad del área de Allen, cerca de Dallas.

John Bash, fiscal por el Distrito Oeste de Texas, que trabaja bajo la dirección de Bill Barr, fiscal general de Estados Unidos, dijo que el tiroteo está siendo considerado como un caso de terrorismo doméstico.

El presunto autor de la masacre de El Paso es un cruzado lobo solitario que defiende a su país de la “invasión hispana” con un rifle tipo Ak-47, hijo de un asistente en salud mental. Es admirador del presidente Donald Trump y su empeño por un muro fronterizo con México.

La acción de Patrick Crusius, de 21 años de edad, fue abordada desde el inicio por la policía texana como un potencial crimen de odio; sin embargo, las autoridades federales estadounidenses lo tratan ya como “terrorismo interno”. Un manifiesto de cuatro páginas escrito por el presunto asesino, apunta más hacia la primera opción.

Crusius manifestó incluso su apoyo a Brenton Tarrant, quien en marzo pasado ingresó a dos mezquitas de la ciudad neozelandesa de Christchurch y mató a 50 personas

El texano se refiere al “reemplazo cultural y étnico traído por la invasión hispana” a Estados Unidos.

Pero hace 11 meses el padre del tirador abrió una página en el sitio “GoFundMe” para recibir donaciones en apoyo del músico Eric Keyes, quien fue atacado en la puerta de su casa por un supuesto admirador.

El padre de Crusius trabajaba en una clínica en Richardson, Texas, donde apoyaba a personas con síndrome de estrés postraumático, una afección que sufren víctimas de armas de fuego.

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