México registró una baja de 7.8% en las importaciones del mes pasado frente a 2018, en cifras sin ajuste estacional, o su contracción más pronunciada desde julio de 2016, dijo el Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
Un artículo publicado por el portal sentidocomun.com.mx, del analista César E. Pérez, revela la preocupación por el rumbo que está tomando la economía mexicana, en un sector que no se había analizado: el de las importaciones.
El sector externo del país tuvo un resultado desalentador en junio, con lo que suma más argumentos para quienes creen que el segundo trimestre del año no será favorable en materia de crecimiento económico, debido a que ese sector había sido un factor de impulso durante los últimos dos años.
México registró una baja de 7.8% en las importaciones del mes pasado frente a 2018, en cifras sin ajuste estacional, o su contracción más pronunciada desde julio de 2016, dijo el Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
Pero lo que es más grave es que al interior de las importaciones, las que más descendieron fueron las de bienes de capital, con una caída anual de 21.2, el tercer descenso consecutivo y el mayor desplome en casi un cuarto de siglo.
La últimas vez que las importaciones de bienes de capital en México y en cifras originales sufrieron un descalabro mayor fue en marzo de 1995, en medio de la crisis económica que provocó la abrupta devaluación del preso de diciembre del año anterior. En ese mes, ese tipo de importaciones bajaron 22.4%.
En términos mensuales y ajustados por estacionalidad, el desempeño fue igual de malo.
“El mes de junio no luce para que haya sido bueno para la economía: Las importaciones de bienes de capital cayeron 10.8% contra mayo [en cifras desestacionalizadas], la peor caída mensual en casi veinte años. Este tipo de importaciones dicen mucho sobre el estado de la inversión física”, escribió Alonso Cervera, quien es economista con el banco suizo, Credit Suisse, en un mensaje en su cuenta personal de Twitter.
Los otros tipos de importaciones también tuvieron fuertes caída en junio contra el mismo mes de 2018. Las de bienes de consumo bajaron 7.1%, o el mayor descenso en sies meses; mientras que las de bienes intermedios cayeron 6.2%, o la mayor contracción en casi dos años o julio de 2016 cuando bajaron 10%.
Para los economistas, el mal desempeño de las compras foráneas tanto de bienes intermedios como de capitales es un claro síntoma de que actualmente existe un nivel muy bajo de inversión privada y púbica, que de alguna manera explica el freno que experimenta la economía mexicana este año y que ha llevado a los analistas a revisar a la baja sus estimaciones para el crecimiento del país en 2019 a menos de 1%.
Por otro lado, México registró un ascenso de 1.2% en las exportaciones de junio con respecto al mismo mes del año pasado, en cifras sin ajuste estacional, lo que representa el tercer avance seguido pero al mismo tiempo el menor de este lapso, de acuerdo con Inegi, como también se conoce al organismo responsable de recabar la información económica y social del país.
En este caso se observó que las exportaciones no petroleras crecieron 2.8% y en concreto las ventas en el exterior relacionadas con la industria manufacturera subieron 2.9%, de la mano de una industria automotriz que acumula casi tres años sin caídas.
“Las disminuciones en las exportaciones e importaciones en junio sugieren que no va a ser buen mes para la actividad económica”, escribió en su cuenta de Twitter el economía Jonathan Heath, quien es subgobernador de Banco de México.
Hace un año, en mayo de 2018, las exportaciones crecieron 11% y las importaciones aumentaron 11.5%, por lo que hubo un saldo deficitario de la balanza comercial de mil 551.9 millones de dólares.
Con este resultado, el sector externo de México registró un saldo superavitario de dos mil 561 millones de dólares, de acuerdo con datos de Inegi, como también se conoce al organismo responsable de recabar la información económica y social del país.
El resultado de la balanza comercial de bienes rebasó las estimaciones que hicieron los analistas encuestados por Infosel, quienes pronosticaban un superávit de mil 151.9 millones de dólares.
En lo que va del año, el saldo comercial de México con el exterior es superavitario en tres mil 145.3 millones de dólares, que se compara con un déficit de cuatro mil 468.9 millones del primer semestre de 2018.
A pesar de ello, los augurios para el crecimiento económico de México no son alentadores en lo que resta del año.
Hoy mismo el Inegi publicó cifras del Indicador Global de la Actividad Económica, o IGAE, que es una medida oportuna de la evolución de la economía, que también reflejaron debilidad en la actividad.
Algunos analistas incluso ya debaten si México está o no en un ciclo de recesión económica, algo que no parece tan claro porque no existe una metodología en el país que señale cuáles son los criterios para determinar esta fase del ciclo económico.
Para una buena parte de los expertos, México ya está virtualmente en recesión (bajo la directriz que estableció el National Bureau of Economic Research de Estados Unidos, que considera como recesión un lapso de dos caídas seguidas desestacionalizadas del PIB).
Otros, sin embargo, creen que esa regla no aplica para el caso mexicano, donde la economía mantiene dinamismo en algunas industrias. Ello, sin embargo, no aleja la creciente sensación de estancamiento.
“La economía está ciertamente débil, pero hay algunas señales alentadoras de que ésta debilidad observada no se ha extendido hacia todos los servicios”, escribieron los economistas de JP Morgan, el banco de origen estadounidense, en un reporte. “Como ya lo subrayamos antes, la debilidad está concentrada en la inversión privada y especialmente en algunos sectores sensibles a la inversión, como la minería y notablemente la construcción”.
La estimación oportuna del crecimiento de la economía mexicana en el segundo trimestre del año será publicada por Inegi el próximo miércoles 31 de julio.