Por: José Luis Domínguez Castillo
El Ejército como lo conocemos todos, esa milicia que está al servicio y protección de los mexicanos, no como el “Zapatista” u otros grupos subversivos, nunca ha sido ni será el problema. Ciertamente lo han criticado demasiado, paradójicamente la izquierda que ahora ve sus bondades y le apuesta para evitar la crisis de violencia en el país.
La creación de la Guardia Nacional es el más claro ejemplo, porque estará bajo el mando, administración y capacitación de las fuerzas armadas. Tendrá pleno control de sus actividades y así como hemos confiado antes, así esperamos que realmente actúen de la mejor manera posible.
Pero decía, no hace mucho tiempo que eran señalados –los soldados- como los peores “servidores públicos”. De hecho, no pocos difundían supuestos actos de barbarie que adjudicaban a los militares para su total desprestigio y temor injustificado.
Con tristeza se reportaba que en alguna de tantas refriegas con los delincuentes, carteles de distintos puntos de la república mexicana y que en Chihuahua hay varios, los sicarios más defendidos por la supuesta violación de sus derechos. En cambio, las verdaderas víctimas que perdían sus vidas por defender las nuestras, eran motivo hasta de burlas.
Se criticó hasta el cansancio que el mayor peligro radicaba en que los soldados estaban fuera de sus cuarteles, pero omitían que los que realmente dominaban –y aún lo hacen- en las calles, poblados y ciudades enteras, son los narcotraficantes.
Por otros motivos que no ha aclarado convincentemente, el gobernador Javier Corral Jurado no ha querido tener el mínimo acercamiento con el Ejército ni antes ni durante su administración. La ironía, otra más, es que ahora el nuevo presidente de México Andrés Manuel López Obrador, sí los quiere y los defiende.
No pocos consideramos que es política barata e intereses malsanos de sus partidos, y siempre han pretendido llevarse entre las patas a los militares, pero nuevamente; el Ejercito no es ni ha sido el problema, nunca.
Si acaso habrá algunos mandos, como no lo dudamos y la historia lo señala, que se han extralimitado en sus funciones, son los menos. El Ejército no lo forma uno, dos o tres malos “generales” –en el concepto de quienes mandan- sino miles de mexicanos como usted y como yo que realmente anhelamos tener una patria tranquila.
Por eso ya basta de culpar y usar al Ejército como pretexto de desórdenes civiles. Ojalá, también por su parte, tengan la sabiduría y fortaleza para callar sucias bocas y demostrar al pueblo de México porqué creemos en ellos.