Tras remontar, de manera agónica un marcador de 4 a 1 en una semifinal de infarto que finalizó 6 a 5 en contra del equipo de Transito y Vialidad en el torneo de fútbol 7×7, el representativo de la Fiscalía General del Estado disputó la final de la justa en contra de la escuadra de Transportes.
El árbitro accióno su silbato exactamente a las seis de la tarde con quince minutos del 22 de diciembre de 2018, así, dio inicio la gran final, con autoridad, el combinado de la FGE abrió el marcador y lo mantuvo así hasta el descanso.
Un exceso de confianza se apoderó de los hombres de la fiscalía, quienes con el tanteador a su favor, vieron como el rival les marcaba el gol del empate, confusión o miedo tal vez, cruzó por la mente de los jugadores, quienes permitieron que la ventaja se les esfumara y con ella, la copa se les iba de las manos, pues al minuto quince de la segunda mitad, Transportes daba vuelta al marcador y ponía las cosas dos a uno.
Desde la línea de banda llegó el aliento que necesitaban, en forma de los gritos del “profe” Alvarado, entrenador del equipo, los cuales, combinados con el empuje del vitoreo que venía de la grada, sirvió para que, en el último suspiro del partido, llegara el gol del empate, necesario para forzar el alarge, exhaustos los dos equipos, sin fuerzas de reserva, jugarían tiempo extra, la copa estaba ahí, en espera de quien la quiera más.
Alvarado, hijo del entrenador, fue el encargado de vulnerar el marco del cancerbero del equipo de Transportes, quien incredulo e impotente, veía la caída de su meta y con ella, se esfumaron las esperanzas de su equipo.
Cuando la prorroga agonizaba, llegó un tanto más para el equipo de Fiscalía, un remate que se incrustó en la historia y finiquitaba el pleito, cuatro a dos y nada más en el recuerdo, apenas un poco de energía para recibir la copa y dar el tan ansiado beso, ese que tardó dos años en llegar.