Columnas

El último bastión de la derecha

Por: Mario Valdez

Las décadas finales del siglo pasado plantearon una polarización entre la gran mayoría de los países, algunos de los cuales eran satélites de las dos principales potencias que representaban las dos fuerzas económicas; Estados Unidos (capitalismo) y la Unión Soviética (comunismo) y que se identificaban como derechas e izquierdas respectivamente.

Esa polarización global, impactó en el desarrollo y creación de organizaciones ideológicas que apostaban por una u otra posición política y de pensamiento que albergaban no sólo modelos de estrategias económicas sino también de índole dogmático, puesto que el mismo sistema permitía ese tipo de inclinación.

Así era como se presentaba la tendencia general, por un lado, la corriente más aperturista con el inicio de una libertad sexual que rompía con la moral de la sociedad, la proliferación de drogas que permitían la conexión con ideologías de tipo espiritistas y con arquetipos que se reflejaban en el aspecto cultural (música, pintura, etc.) y que proyectaban un nuevo estilo de comportamiento.

Por otra parte, nacieron también en diversas partes del mundo, organizaciones que ponían como parte del estilo de vida el orden y la disciplina en todo lo que conlleva la forma de ser del hombre y la mujer, defendiendo la formalidad en la persona, el respeto, el rechazo a las drogas y demás ideologías negativas para el pensamiento conservador, ni se diga la homosexualidad y el aborto.

Así pues se encontraba el mundo, dividido en dos partes y era más fácil militar con alguna de las dos ideologías.

Como bien se ha mencionado por distintos autores, a partir de la implosión de la U.R.S.S. la ideología de izquierda sufrió un fuerte revés que la obligó a replantear su forma de trabajo.

Tomando al teórico Italiano Antonio Gramsi, la estrategia se planteó a partir de la cultura y logró durante las últimas décadas penetrar en el pensamiento colectivo con una aprobación a tendencias que en su momento fueron impensables.

Actualmente, a la derecha como ideología en pro de la vida, la juventud y la familia, se le ha complicado entender las nuevas reglas del juego que bien han comprendido los grupos de izquierda, a tal grado, de tener mayoría en diversas legislaturas incluso la presidencia de la república; vieron que es mucho más grato tener una curul que dormir en el monte y hacerle al “che” mexicano.

En las últimas semanas se vio una presencia importante a nivel nacional de lo que se podría llamar el último bastión de la derecha; que es el pueblo manifestándose en favor de la vida y haciendo valer esa ideología de defensa por el niño por nacer, pero hace falta comprender que la batalla, al menos en el inicio del siglo XXI, se está dando mediante el debate cultural con todo lo que ello implica y sobre los temas de mayor trascendencia en la historia: la vida y la libertad.

Los tiempos cambiaron, el reto en la actualidad es saber que el terreno de batalla fue llevado a otro nivel y los grupos de derecha, o entienden que es necesario ingresar en él y actuar, o que se preparen a entender al estilo que ha enseñado la historia, aunque para esto tengan que sufrir por años e incluso la pérdida de algunas generaciones.

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