Columnas

El Juglar de la Red

Por Rafael Cano Franco

 

Libertad de Expresión, un derecho de todos

Es menester aclarar que este Juglar no ha escuchado, al menos durante esta etapa de transición, del Presidente Electo Andrés Manuel López Obrador, comentario alguno que atente contra la libertad de expresión; pero eso no significa que seguidores y colaboradores suyos se hayan comportado con la misma civilidad para con periodistas y medios de comunicación.

Es preocupante que voces emanadas del “lopezobradorismo” asuman actitudes de censura y busquen acotar un derecho tan preciado para toda sociedad democrática como el de la Libertad de Expresión.

Más preocupa cuando ellos fueron beneficiados de ese mismo derecho y con ese fundamento denostaron –con razón o sin ella—a un gobierno al que decidieron achacarle todos los males del país.

La Libertad de Expresión es un derecho que atañe a todos los ciudadanos y corresponde al gobierno garantizarlo, por eso es alarmante que desde las estructuras del próximo gobierno federal salgan voces que piden censurar, o las que aseguran son los medios de comunicación y los periodistas, los que pueden atentar y dar al traste con la Cuarta Transformación.

Hace unos días, la Comisión Iberoamericana de Derechos Humanos (CIDH) emitió un posicionamiento donde solicita al presidente electo Andrés Manuel López Obrador, evite descalificar a los medios de información cuando manifiesten una postura editorial que vaya en contra de las acciones, programas o políticas de gobierno que anuncien.

El documento cita: “Un principio fundamental en cualquier democracia real, plural y divergente, no absolutista, es el respeto a las opiniones contrarias a nuestras ideas o intereses particulares o de grupo”.

Insisto, este posicionamiento no tiene relación alguna con expresiones emanadas de AMLO, pero sí van en relación directa a lo que dijo el productor de narco series televisivas, Epigmenio Ibarra, quien ante diputados federales de Morena, pidió vigilar puntualmente la labor de los medios informativos, “pues aunque les parezcan amigables, sólo buscan destruir la mayoría que ganaron en las urnas”.

Es de destacar que en México se ha vivido una Libertad de Expresión acotada; por un lado son las corporaciones policiacas de los municipios las que más atentan contra periodistas y medios de comunicación, pero también hay zonas donde el crimen organizado sentó sus reales.

Sin embargo, desde el Gobierno Federal, en términos generales no se han presentado intentos por copar o coartar opiniones, menos cuando tienen fundamentos informativos; desde que México dejó de ser un régimen de gobierno cerrado, con la victoria de Vicente Fox, mal que bien los Presidentes de la República dejaron de ser intocables para convertirse en personas sujeta a la crítica.

Ninguno como Enrique Peña Nieto fue más fustigado, caricaturizado, señalado, cuestionado y apabullado por la opinión publicada; no es gratuito que termina su gobierno con los índices de popularidad más bajos y eso en buena medida, se debe a la Libertad de Expresión que nos alcanza a todos.

Ya personajes como Martí Batres, un viejo militante de la izquierda radical, aunque ahora se vista de demócrata, tuvo expresiones de censura para un cartón elaborado por el caricaturista “Calderón”.

Pareciera que a los hombres de la Cuarta Transformación les resulta molesto que se diga no van a cumplir sus promesas de campaña: no le van a quitar los Impuestos Especiales a Productos y Servicios (IEPS) a la gasolina y por ello no bajara su preció; no van a cumplir con darles a jóvenes estudiantes los apoyos mensuales que prometieron y tampoco los adultos de 65 años seguirán recibiendo el apoyo bimensual que percibían del Gobierno Federal.

Y es que son los medios de comunicación y los periodistas quienes llevan registro puntual de lo que se ofreció en campaña y de lo que ahora no quieren cumplir; no es culpa nuestra que no puedan cumplir con las expectativas generadas, pero sí es muy fácil culparnos de ser doble cara y bajo un cariz de amigos pretender frenar la Cuarta Transformación.

Luego entonces, derivado de lo anterior, lo mejor es acallar las voces críticas, apagar los señalamientos de incumplimiento y recurrir a la censura como herramienta para dar la impresión que todo fluye y va bien.

Un buen gobierno deja que la crítica surja, es la única manera de identificar errores y corregir rumbo, lo otro, la censura y el ataque a la Libertad de Expresión, es engañarse solos.

 

Rafael Cano Franco, es reportero y conductor de noticias, también preside el Foro Nacional de Periodistas y Comunicadores A.C.

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