El título de este cuento de Gabriel García Márquez nos queda a la perfección en lo que está ocurriendo hoy en día en el estado, sumido en una ola de violencia que pone los pelos de punta.
De hecho, se le puede aplicar a cada poblado, comunidad, ranchería, cabecera municipal o municipio del estado, cuando por la mañana, alguna de esas aventajadas señoras tenga a bien advertir a los otros que “algo malo va a suceder hoy en el pueblo”.
Aunque en el cuento, una simple expresión de una persona lleva a que al final del día el pueblo entero esté huyendo con todo y pertenencias, e incluso terminan quemando sus propias casas “para que nadie más las tenga” y todo por un rumor.
En nuestra realidad bien puede aplicarse el cuento, porque la mañana puede amanecerse tranquila y por la noche desatarse el infierno, literal, con lanzagranadas y balas por doquier.
Lo sucedido en Bocoyna la noche del jueves donde murieron cuatro policías y seis más resultaron heridos, debe llamarnos a todos a una profunda reflexión, porque lo que menos debemos hacer es huir y hasta terminar por quemar nosotros mismos nuestras pertenencias.
Y lo sucedido en ese poblado y en tanto otros de la sierra y de las ciudades, está sucediendo no sólo por la complacencia de las autoridades que por décadas permitieron que el narcotráfico se enquistara entre nosotros, sino porque todos, de una u otra forma, nos hicimos de la vista gorda.
La reflexión que debemos hacer, es como entre todos podemos lograr que regrese la paz a nuestras comunidades, a nuestros barrios.
La autoridad sin duda está siendo rebasada y entonces el presagio de la vieja (como le llamada García Márquez en el cuento) se hará realidad, y se repetirá una y otra vez hasta que ya no quede más por hacer.
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