Columnas

Los conceptos de verdad y mentira no son relativos: Algo es o no es

Por: José Luis Domínguez Castillo

En nuestros tiempos, con la encarnizada guerra política que siguen librando en México los principales partidos en el poder -PRI, PAN y ahora Morena-, parece que decir la verdad ha quedado desfasado, sin interés. Y, lo peligroso, si la mentira se convierte en el pilar de la comunicación, los ciudadanos terminamos por desconfiar de todo.

La cuestión de qué es la verdad es tan vieja como la historia del mundo; ha sido motivo de profunda reflexión teórica de filósofos universitarios, pero también de alegres parroquianos que vierten su ilustre opinión en la barra de una cantina a altas horas de la madrugada. Dejando al barman más ebrio que ellos, con tanta discusión.

Pero una cosa es discrepar sobre ciertos hechos y hasta equivocarse, eso es un error. Otra, muy distinta, es establecer un sistema de comunicación organizado y permanente basado en la mentira, ¿Acaso les recuerda lo sucedido en la pasada elección del 1 de julio, donde los candidatos no solo mintieron en muchas promesas de campaña sino que, además, inventaron mil cosas de sus adversarios?

Al respecto, me sorprendió la dominguera frase que dijo Rudolph Giuliani -ex alcalde de Nueva York y fiel seguidor del polémico presidente Donald Trump- en un programa de la NBC: “La verdad no es verdad”. Sin embargo, su entrevistador -Chuck Todd- le interrumpió con un contundente “la verdad es la verdad”.

La veracidad de los hechos -junto a la libertad de las opiniones- ha sido la base ‘constitucional’ del periodismo en los países gobernados por democracias durante casi 100 años. La pregunta es si sigue vigente, pues unos se han desvivido en divulgar que la verdad ya no es el argumento definitivo.

Entonces, la cuestión ya no es hasta dónde ha llegado la mentira, sino si la política es capaz de asumir la verdad como categoría para su estructura. De hecho, debería hacerlo o se destruirá y arrastrará en su caída un modelo de vida de, más o menos, libertades ciudadanas.

Sin embargo, un político de estos más recientes, al que le llaman mentiroso tendría que indignarse con absoluta sinceridad. Pero apenas llegan a esbozar una media sonrisa…aceptando el bajo nivel de confianza que le tienen los ciudadanos a quienes gobernará por varios años.

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