Columnas

El Juglar de la Red

Por Rafael Cano Franco

“Es un honor estar con López Obrador”

Durante la toma de protesta de la nueva legislatura federal, los diputados de Morena, PES y PT se levantaron de sus asientos para gritar en coro: –“Es un honor estar con López Obrador”, una expresión indicativa de con quién están comprometidos los nuevos diputados y la cual establece el rumbo del legislativo.

Los mexicanos que votaron para darle a Andrés Manuel López Obrador el control del país, no lo hicieron pensando en un proyecto donde el sometimiento de un poder a otro era la parte sustancial; el voto mayoritario a ese proyecto de nación llevaba implícito el deseo de que no existieran trabas para hacer las mejoras propuestas.

¿Cuáles eran esas mejoras?: quitar los impuestos que encarecen el precio de las gasolinas; cancelar los privilegios de una clase política corrompida y caduca; tener todo el respaldo para la elaboración de un presupuesto donde se refleje el respaldo a las clases más desprotegidas, por mencionar los que durante la campaña tuvieron más estridencia y fueron factor determinante para inclinar el voto a favor del proyecto político de López Obrador.

Pero cuando la gran mayoría legislativa corea una expresión que tras de sí lleva sometimiento y abyección, entonces no podemos menos que considerar que el Legislativo estará, no al mismo nivel del Ejecutivo, sino por debajo de él, esperando “la línea” para actuar.

Un principio de administración cita: “si haces lo mismo de siempre, obtendrás siempre los mismos resultados; para cambiar hay que hacer cosas distintas”.

Cuando a Morena y sus aliados, el PT y PES,  los ciudadanos les confiaron el destino con su voto, les estaban tomando la palabra de que harían cosas distintas, diferentes a lo que siempre habíamos visto en el Poder Legislativo, proponían una forma propia de concepción de la acción política y por tanto auguraban sucederían cosas diferentes.

Pero resulta, que con el grito exhibieron que son más de lo mismo; que antes de agradecer a los ciudadanos el honor de llevarlos al Congreso, ellos están más agradecidos con López Obrador, su líder, el que con su popularidad los puso en la cima de la ola y los llevó de la mano para ser diputados.

Este Congreso que apenas asumió funciones el pasado 1 de Septiembre, tiene más parecido a las “aplanadoras” priístas de los 60´s y 70´s, cuando el Poder Legislativo era mayoritariamente del PRI, pero su liderazgo se centraba en la figura del Presidente en turno, auténtico amo y señor de la “soberanía” legislativa y donde –con el cuidado pertinente de las formas—todo lo que proponía se aprobaba y nadie osaba contradecir al “Jefe Supremo”.

Nadie cuestionaría a los nuevos diputados, si en su campaña política –la que muchos ni siquiera hicieron—hubieran hablado con claridad y citado de manera directa que ellos estarían en la Cámara de Diputados o en la de Senadores, como representantes de López Obrador y no del pueblo que los votó; nadie les cuestionaría su sumisión de habernos dicho que ese sería su comportamiento legislativo.

“El que avisa no traiciona”, reza un adagio; si nos hubieran avisado sus intenciones y todavía así les hubiéramos confiado el voto para cambiar a México, nadie podría decir que traicionaron la fe y la esperanza que en ellos puso la sociedad de manera mayoritaria; pero no es buen augurio escuchar el grito estridente a favor del próximo Presidente, porque no deja de ser solamente una persona y ellos se deben a todo un pueblo, a una nación.

Si por la víspera se saca el día, podríamos vaticinar un trienio de muy poca creatividad y de mucha docilidad; estaríamos en presencia de las votaciones a “mano alzada” que dejan pasar todo sin revisar ni analizar nada, simplemente lo dan por bueno pues su origen es el Poder Ejecutivo y de ahí nada malo o negativo puede salir.

Afortunadamente estamos en los primeros albores de un poder legislativo que se instala; es todavía un buen momento para evitar la abyección, el sometimiento, rechazar “la línea” y crear una figura de Legislativo independiente, auténticamente soberano y sometido solamente a la voluntad del pueblo.

Esto de ninguna manera impide que respalden a López Obrador en la Trasformación que ha propuesto, ellos van en ese proyecto político; lo único que se les pide es que tengan la capacidad de debatir y reflexionar lo que van a aprobar, que no lo dejen pasar solamente porque es “un honor estar con López Obrador”.

Rafael Cano Franco es reportero y conductor de noticias, también preside el Foro Nacional de Periodistas y Comunicadores A.C.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *