Columnas

Entre el gis y la libreta Social media un secuestro al periodismo tradicional.

René Medrano Carrasco

Desde su nacimiento el periodismo ha estado vinculado con el desarrollo democrático de las sociedades, la misma Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Cultura y las Artes (UNESCO) señala: “El fortalecimiento del periodismo es una cuestión clave para la consolidación de las democracias”, sin embargo el avance de la Internet y el social media (redes sociales) como “medios masivos” de comunicación, amenazan con secuestrar al periodismo tradicional o clásico.

Más adelante intentaremos explicar el entrecomillado para referirnos a la Internet como medios masivos.

La prensa, expresión que se adapto para referirse al periodismo, mantuvo, durante años, la aceptación de las sociedades como el paladín de la justicia. Los periodistas denunciaban, acusaban y resolvían conflictos entre la autoridad y la comunidad, siempre colocándose del lado de las causas populares.

La información publicada como notas periodísticas en los periódicos, la radio o la televisión, estaba revestida de credibilidad plena, al grado tal que los lectores, radioescuchas o televidentes afirmaban, “salió en la prensa” endosando a esta expresión un valor de verdad incuestionable.

Es importante reconocer la ausencia, casi inexistencia, de un elemento sustantivo del proceso de comunicación tradicional (emisor, mensaje, canal, receptor) planteado por Shanon, que es la retroalimentación, lo anterior por cuestiones no imputables a los periódicos, la radio o la televisión, sino a la imposibilidad de hacerlo, de manera inmediata o en cortos plazos, por cuestiones de periodicidad o instrumentos inmediatos para hacerlo.

Hasta hace algunos años nos enterábamos de los acontecimientos sociales, políticos, culturales, de sucesos o contingencias naturales, de eventos delictivos, en fin de todo cuanto ocurría en nuestra ciudad, el estado, el país e incluso en el mundo gracias a los medios de comunicación tradicionales, “estábamos informados”, por lo que leíamos en los periódicos, escuchábamos en la radio o veíamos en la televisión.

Con el surgimiento de la Internet y más recientemente de el social media (redes sociales) la inmediatez en la transmisión de información (que no noticias) la rapidez de la difusión de contenidos, sin análisis, procesamiento, ni interpretación, empezaron a llegar a los neousuarios de esta herramienta digital y de las tecnologías de la información y comunicación (TIC´s), pero con el valor agregado de una real posibilidad de completar el proceso de comunicación a través de la retroalimentación.

Los usuarios de la información que viaja por la World Wide Web (WWW/Red informática mundial) pueden cuestionar, rebatir, confrontar e incluso desmentir, los datos que circulan por la llamada supercarretera de la información; con una significativa diferencia con las noticias publicadas en la prensa, que en los contenidos que circulan en la red las fuentes de información son inexistentes, o peor aún, muchos de estos contenidos son anónimos e incluso manipulados o alterados.

Y aun más el Internet y el social media carecen de regulación, filtro, censura y en muchos de los casos nadie asume la responsabilidad, y menos aún, las consecuencias de los efectos de sus publicaciones.

Es pues aquí cuando advertimos el secuestro del periodismo tradicional a manos (redes) del social media o el Internet, a través de lo que podríamos llamar una competencia desleal.

Para finalizar, la explicación del entrecomillado para referirnos a las redes sociales o la web como medios masivos de comunicación, periodísticamente hablando; lo anterior, y dicho desde un punto de vista personal, los contenidos que circulan en los social media, o redes sociales y el Internet, no son preferentemente noticias.

Los usuarios acceden más a videos, fotos, conversaciones personales, intercambio de memes, y demás, y se “topan” con información, videos, comentarios sobre un suceso, acontecimiento o evento, en la mayoría de los casos presentado con un enfoque personal, sin considerar ni atender a las normas básicas del periodismo.

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