Por: Mario Valdez
Para finales del año 2016, el fundador del Proyecto Segunda República en Argentina, Adrián Salbuchi mencionó en su programa de análisis político internacional a través de su canal de youtube, que eran tres las pruebas ácidas para saber si Donald Trump sería un presidente auténtico y no uno más de los impuestos por el denominando Deep State o estado profundo.
La primera de ellas consistía en atacar de frente la estructura del sistema financiero usurario que tiene controlado a Estados Unidos por no decir una gran parte del mundo.
La segunda prueba acida tenía que ver con dar a conocer la verdad sobre lo acontecido el 11 de septiembre del 2001 en el atentado a las Torres Gemelas, ya que se trató de un ataque de los considerados de falsa bandera, donde todo se dispone para sacar ventaja sin importar el precio a pagar.
Todos sabemos cómo terminaron Afganistan e Irak.
La tercera, finalmente, se trataba de romper las influencias y la subordinación de la política al lobby Israelí según lo expuesto en el libro titulado “El lobby Israelí y la política exterior Estadounidense” de los autores John Mearsheimer y Stephen Walt. En ninguna de las tres pruebas, el hoy presidente, de Estados Unidos ha obtenido un punto a su favor, lo cual indica que lo tienen sujetado por más poder político y económico que posea.
Andrés Manuel López Obrador ganador de la contienda para la Presidencia de México, a unos cuantos días de haber pasado el proceso del 1 de julio, ha dado a conocer a través de distintos medios de comunicación y por medio de algunos de los que serán miembros de su gabinete, que no será posible cumplir la totalidad de lo propuesto en campaña ni tampoco el tiempo será el adecuado para su realización.
Como lo adelantamos semanas atrás, el decir y prometer a todo mundo lo que querían escuchar, terminaría con el desánimo y encono de algunos, que arropados por la esperanza –publicidad bien manejada- le dieron el voto de confianza a Andrés Manuel.
Sin embargo, a unos meses de iniciar con su mandato serán CUATRO las pruebas ácidas que permitirán conocer si AMLO será un presidente auténtico o tendremos más de lo mismo en este mundo denominado política mexicana.
1.- No será el acabar con la corrupción –que lo prometió en su campaña- porque injusto sería, sino castigar de manera ejemplar los escándalos que se presenten en su administración y dar respuesta y solución con apego a la verdad y a la justicia a los hechos de corrupción más importantes del sexenio que termina.
2.- Permitir la crítica de los medios de comunicación y no utilizar el poder del estado para censurar las voces que legítimamente tienen que dar a conocer las acciones, buenas o malas de su mandato.
3.- Permitir y garantizar que los procesos de elección se realicen de manera limpia, donde la voluntad de los mexicanos se refleje en las urnas de manera auténtica sin caer en las mañas, por él señaladas y que en su momento fue víctima.
4.- Separar -como tanto lo mencionó en campaña- el poder político del poder económico para ver efectivamente el trabajo, por puro amor a México, de un gobierno que se dice pasará a la historia por la honestidad que pregona… aunque antes de tomar protesta tenga que pagar 197 millones de pesos de multa por un recurso mal utilizado.
De ese tamaño el reto, señor Presidente.
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